“El cáncer puede permanecer dentro del cuerpo sin hacerse notar durante meses o años antes de causar grandes problemas, y eso lleva al sistema inmunitario a coexistir con el cáncer en lugar de atacarlo”, dijo en un comunicado el doctor Peter Cohen, oncólogo de Mayo Clinic.
“Se probó a los agonistas (aquella sustancia que es capaz de unirse a un receptor celular y provocar una acción determinada en la célula generalmente similar a la producida por una sustancia fisiológica) del receptor de tipo toll (TLR, por sus siglas en inglés y que corresponde a receptores que imitan a las bacteria invasivas), como una táctica de engaño al sistema inmunitario para que ataque al cáncer como si fuese una infección mortal”, añadió.
El especialista mencionó que debido a que la quimioterapia puede mejorar la inmunoterapia, se examinó también la combinación de los agonistas del TLR con más de 10 sustancias quimioterapéuticas.
El doctor Cohen indicó que el equipo de investigadores de Mayo Clinic dirigieron el tratamiento hacia los ratones modelo que padecían los tipos más agresivos de cáncer de mama (conocido como 4T1) y de cáncer de páncreas (conocido como Panc02).
Los investigadores observaron que al combinar la sustancia quimioterapéutica ciclofosfamida con los agonistas del TLR, hubo una gran regresión del cáncer de mama (4T1) y de cáncer de páncreas (Panc02) dentro del transcurso de dos ciclos de tratamiento y no se presentó recurrencia en los ratones que completaron los cinco ciclos adicionales del tratamiento de consolidación.
Solo la combinación de los agonistas del TLR con la ciclofosfamida derivó en la erradicación de manera permanente del cáncer, sin que ninguna otra de las quimioterapias probadas se acercara al rendimiento de la ciclofosfamida.
El equipo de Mayo Clinic también puntualizó que el tratamiento combinado fue bien tolerado y realmente menos tóxico que la administración individual de agonistas del TLR y ciclofosfamida.
Además, los estudios revelaron que, incluso antes del tratamiento, los ratones con cáncer respondían de manera inmunitaria contra sus tumores con linfocitos T, por lo que sólo requirieron inyecciones semanales de agonistas del TLR y de ciclofosfamida para surtir efecto desde el punto terapéutico.
Los investigadores indicaron que no fue necesario inyectar las sustancias del tratamiento directo en los tumores y que su eficacia fue completa en las metástasis diseminadas con amplitud, así como en el lugar primario del tumor.
La combinación farmacológica también mostró otra ventaja: activó los monocitos (un tipo de glóbulo blanco) para que participaran en la eliminación de las células cancerosas.
“Parece muy probable que cada administración del tratamiento estimula a la médula ósea para producir monocitos acabados de activar, los mismos que se distribuyen por todo el cuerpo sin afectar a las células normales y encuentran a las células cancerosas para eliminarlas”, explicó la doctora Sandra Gendler, quien también participó en la investigación junto a su compañera Soraya Zorro Manrique.
“También fue posible identificar a los agonistas del TLR que igualmente pueden activar a los monocitos humanos para buscar y eliminar a los tumores”, añadió.
Mayo Clinic sigue ahora con un ensayo clínico autorizado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), para saber si los pacientes con cáncer avanzado responden igual que los ratones cuando se combina el tratamiento de la ciclofosfamida con el agonista del TLR, el motolimod.