ROMA,- El Simposio Internacional sobre Sistemas Alimentarios Sostenibles a favor de Dietas Saludables y de la Mejora de la Nutrición -diciembre 1 y 2-, analiza los desafíos y los éxitos en diversos países y pone de manifiesto estrategias eficaces para reformular la producción, procesado y comercialización de alimentos.
La malnutrición, que incluye desnutrición y obesidad, tiene un impacto en salud pública y desarrollo económico estimado en 3.5 billones de dólares anuales, según datos difundidos en una reunión de alto nivel que inició en la sede de la FAO.
Al abrir los trabajos, el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, recordó que una de cada tres personas en el planeta sufre de alguna forma de malnutrición, ya sea subalimentación, sobrepeso u obesidad.
Advirtió que «ningún país es inmune» a un problema cuyos “costos humanos, sociales, ambientales y económicos son abrumadores”.
Graziano da Silva se comprometió a que la FAO ayudará a los países «a adoptar una estrategia de sistemas alimentarios que aborde todas las etapas de la cadena alimentaria: desde la producción y procesado hasta la comercialización y el consumo”.
Dijo que la nutrición debe ser considerada una cuestión pública, una responsabilidad del Estado y que “los consumidores deben estar empoderados para elegir dietas y alimentos saludables” con medidas de protección social sensibles a la nutrición, educación nutricional y un etiquetado y publicidad efectivos y precisos.
Los gobiernos deberían fomentar la diversificación agrícola, mejorar la gestión postcosecha, facilitar el acceso a los mercados a los campesinos familiares pobres y garantizar la inocuidad alimentaria, declaró.
También anunció que el rey Letsie III de Lesotho será nuevo Embajador Especial para la Nutrición de la FAO.
El monarca africano instó a los participantes del simposio a no perder impulso: «Recordemos todos la correlación positiva entre la nutrición y el desarrollo socioeconómico de las naciones. Son individuos bien alimentados y bien nutridos los que pueden impulsar las agendas de desarrollo económico de sus países”.
La ministra italiana de Salud, Beatrice Lorenzin -que presidió el simposio-, observó en su intervención que “los alimentos no son sólo nuestra fuente más básica y fundamental de energía, sino que nos puede sanar: una buena nutrición puede ser nuestra principal arma frente las enfermedades crónicas y no transmisibles”.
La FAO recordó que hoy en día casi 800 millones de personas son víctimas del hambre crónica en el mundo, lo que significa que son incapaces de consumir regularmente el nivel mínimo de energía alimentaria necesaria para mantener un estilo de vida activo.
Pero la malnutrición abarca más que la falta de calorías; incluye igualmente las carencias de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad. Las dietas inadecuadas están vinculadas a diversos problemas de salud y pueden perpetuar la pobreza y frenar el desarrollo económico.
Más de dos mil millones de personas en el planeta sufren carencias de micronutrientes que afectan a su salud, y se estima que 150 millones de niños menores de cinco años tienen retraso del crecimiento debido a dietas inadecuadas. Al mismo tiempo, mil 900 millones de personas padecen sobrepeso, de las cuales 600 millones están clasificadas como obesas.
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