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Nada como el optimismo para superar un ataque cardíaco

Nada como el optimismo para superar un ataque cardíaco

KANSAS CITY,-  Un nuevo estudio en Israel sugiere que los optimistas viven más que los pesimistas después de un primer ataque cardíaco y agrega que el 30 por ciento de las personas más optimistas en un estudio, sobrevivieron 33 por ciento más que las más o medianamente pesimistas.

El resultado de la investigación no prueba que el optimismo extiende la vida, pero dice que los médicos deben considerar el optimismo cuando preparan a los pacientes para la rehabilitación después de un ataque cardíaco. El estudio fue publicado en la revista médica Mayo Clinic Proceedings.

«Es importante destacar que el optimismo no es simplemente un ‘fulgor rosa’ del mundo, sino que los optimistas tienden más a reconocer los riesgos y a planear cómo enfrentarlos», dijo a Reuters, Yariv Gerber, el director de la investigación.



Los optimistas pueden estar más dispuestos a enfrentar las dificultades como los cambios de estilo de vida que se recomiendan después de ataques cardíacos, agregó Gerber, quien es jefe del Departamento de Medicina Preventiva y Epidemiología de la Facultad Sackler de Medicina en la Universidad de Tel Aviv.

Adicionalmente, los optimistas también tienen menos inflamación en el cuerpo, una condición que puede afectar negativamente la salud del corazón, destacó el médico. Para examinar el vínculo entre el optimismo y la sobrevivencia de los pacientes de un primer ataque cardíaco, los investigadores estudiaron a 664 personas menores de 65 años en 1992 y 1993.

El promedio de edad en el momento del ataque cardíaco fue 52 años. 15 por ciento eran mujeres. Mientras se recuperaban en el hospital, los pacientes participaron en una Prueba de Orientación de Vida, la cual evaluó su nivel general de optimismo o pesimismo.

Más de dos décadas después, en 2015, los investigadores averiguaron quiénes de los participantes continuaban vivos, y descubrieron que 284 pacientes, o 43 por ciento habían muerto.



Luego de descontar cosas como la edad, sexo, educación, empleo, consumo de cigarrillo y factores emocionales como la depresión y el apoyo social, el equipo encontró que el 30 por ciento de la gente en el estudio que tuvo los puntajes de optimismo más altos, presentó un 33 por ciento menos de probablidad de morir en los años siguientes a su primer ataque cardíaco, con respecto a los demás.

Los más optimistas también tenían mayor educación, empleo y apoyo social, descubrió el estudio; y eran menos tendientes a fumar o padecer de depresión. Un creciente número de estudios científicos ha mostrado una conexión entre la salud emocional y la física, dice Heather Rasmussen una sicóloga de la Universidad de Kansas en Lawrence, a la que contactó Reuters Health.

Los optimistas tienen más probabilidad de tener conductas saludables y buscar apoyo social positivo de la gente que les rodea, dijo Rasmussen, quien no participó en el estudio.

«Otros científicos han sugerido que el optimismo y las emociones positivas pudieran incluso tener efectos en la biología de las personas», indicó la médico. «Todas esas ideas tienen apoyo de investigaciones, pero se necesitan estudios adicionales para saber más sobre esas relaciones», agregó.

Puede que no sea posible convertir a una persona en optimista porque la característica puede ser heredada o basada en experiencias pasadas, destacó Gerber.

Sin embargo, incluso si la gente puede no ser enseñada a ser optimista, puede aprender maneras de hacer frente a un problema o comportarse como hacen los optimistas. «En otras palabras, incluso si una persona no puede convertirse en optimista, puede enseñársele a comportarse como tal», concluyó el científico.

Reuters Health/r3



Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 4 semanas

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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