«El hombre no deja de jugar porque se hace viejo, sino que se hace viejo porque deja de jugar». Puede que no le faltara razón al escritor irlandés Bernard Shaw cuando escribió estas palabras, al fin y al cabo, mantener la ilusión por jugar, incluso en edades avanzadas, es algo que quizás nos haga sentir más vivos. Sin embargo, durante la última década se ha popularizado un tipo de juegos que pretenden hacer literal esta frase y que se anuncian como un producto que puede hacer que nuestro cerebro se mantenga joven y capaz durante más tiempo.
Según los anuncios de muchos de los videojuegos de entrenamiento mental o brain-training, unos minutos de práctica diaria pueden mejorar todo tipo de habilidades cognitivas, como la memoria a corto plazo, la memoria visual, la concentración, la capacidad de cálculo, el razonamiento y un largo etc.
Sin embargo, un meta-análisis publicado recientemente en la revista Psychological Science in the Public Interest ha concluido que las pruebas científicas tras estas afirmaciones son más bien escasas. En resumen, estos juegos no te harán ser más inteligente.
No es la primera vez que un equipo científico echa por tierra las afirmaciones sobre las supuestos beneficios de este tipo de juegos. Ya en 2014 un grupo de científicos publicó un comunicado sobre la escasa eficacia de este tipo de «intervenciones de entrenamiento cerebral». La carta, firmada por más de 70 investigadores, afirmaba que no había fundamento científico que demostrase que estos juegos supusieran una mejora cognitiva o evitasen el deterioro cognitivo.
Sin embargo, en una segunda misiva publicada varios meses más tarde, otro grupo internacional de 133 científicos aseguró que, aunque «las afirmaciones realizadas para promover los juegos de entrenamiento cerebral son a menudo exageradas y engañosas», hay multitud de estudios que demuestran sus “beneficios para una amplia variedad de actividades cognitivas y cotidianas».
El debate estaba servido, así que un equipo de científicos liderado por el investigador de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Daniel Simons, decidió realizar un análisis de toda la literatura científica publicada al respecto durante los últimos años, especialmente de aquellos estudios publicados por las propias compañías que venden los juegos.
El equipo de Simons se ha pasado los últimos dos años revisando un total 374 artículos científicos, obtenidos, entre otras fuentes, del portal Cognitive Brain Data. Esta web fue creada por el investigador Michael Merzenich, asesor científico de la compañía Posit Science, responsable de juegos como el brainHQ.
En la promoción de este juego se asegura que «más de cien estudios publicados (y otros que próximamente se publicarán) muestran que hay beneficios reales al usar estos ejercicios». No es el único, afirmaciones similares se pueden encontrar en la publicidad de otros juegos de este tipo, como el Lumosity o el Brain Age.
Los resultados del análisis realizado por Simons mostraron que, efectivamente, hay pruebas de que los juegos de entrenamiento cerebral «mejoran el desempeño en las tareas entrenadas». Es decir, que si juegas mucho al Tetris, mejorarás tu nivel en ese juego. «Ningún científico pone en duda que esto pueda ocurrir”, explica Simons a EL ESPAÑOL, «si una tarea se practica sistemáticamente, se conseguirá mejorar en esa tarea específica».
El problema, señala este investigador, es que muchas de las compañías de juegos de entrenamiento mental aseguran que la práctica de una tarea específica puede mejorar el rendimiento en otras diferentes, incluyendo algunas que pueden ser importantes en nuestro día a día. Básicamente, el enfoque del entrenamiento mental se basa en que si juegas mucho al Tetris, esto puede mejorar tu capacidad para aparcar.
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