La moda del discurso político desde Los Pinos, es la unidad nacional al identificar casi como únicos factores adversos para México en estos momentos: las declaraciones y acciones de Donald Trump en contra de los mexicanos, de nuestro territorio y de las relaciones bilaterales históricas México-Estados Unidos.
El concepto de unidad nacional pareciera ser claro y para muchos no genera ningún tipo de dudas: respaldar en primera instancia a Peña Nieto sin importar si avalamos o no su gestión, apoyarnos como mexicanos dentro y fuera de nuestras fronteras, enarbolar los símbolos patrios y sobre todo con el trabajo de todos, remar para una misma dirección.
En teoría, la unidad nacional es un concepto ideológico y político que otorga valor a los ciudadanos y/o gobernados, en el sentido de que unos y otros necesitamos de todos y la unidad es la fórmula del sostenimiento de una entidad.
Pero para construir la unidad nacional y quizá consolidarla se requiere una acción igualitaria, de delinear un objetivo o varios y presentar la estrategia.
El presidente Enrique Peña Nieto llama a la unidad ante Trump, sin siquiera nombrarlo, pero dentro del país estamos muy divididos. La división ciertamente es histórica, pero sólo hay que voltear apenas al 2012 y recapitular cómo la Administración federal una y otra vez accionó de manera manipuladora y hasta unilateral para imponer sus reformas estructurales en razón de encajar con la legislación del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) que tiene como objetivo liberalizar las economías de la región del Asia-Pacífico y en la que participaron también en lo oscurito, las Administraciones federales panistas.
El TPP trastocó justo la unidad nacional, sólo hay que recordar cómo nos dividió en contra del magisterio, a cuyos líderes de la disidencia, el Gobierno acusó incluso de delincuencia organizada por no permitir el avance y concreción de la Reforma Educativa y hace unos días un juez federal ordenó su liberación por la inconsistencia de las pruebas presentados por el Estado para acusar a los mentores.
El hecho es que estamos bastante dolidos, enojados y ultrajados por los Gobiernos nacionales que en razón de sus objetivos comerciales y fiscales nos han despojado de nuestros derechos y nuestra dignidad y hoy se nos pide apostar por la unidad nacional sin delinear la estrategia, ni el objetivo y confiar en un Gobierno que está apanicado pidiendo ayuda a quienes tanto ha pisoteado.
Acta Divina… “México exige de nosotros unidad, no alrededor en una persona o de algún gobierno, sino unidad en torno a los valores de la Constitución, los valores de nuestra ley fundamental, soberanía, libertad y justicia, democracia e igualdad”, señaló el presidente Enrique Peña Nieto en el Centenario de la Constitución Mexicana de 1917.
Para advertir… Hay quienes llaman a respaldar a Peña olvidándonos de las afrentas y otros quiénes prometen la estrategia y olvidarnos de Peña como líder. Más desunión, imposible.