Es un escándalo de todas dimensiones, cómo en nuestro país los gobernantes de todos los niveles tienen acceso a las arcas públicas y se conoce de dispendio y robo en múltiples casos, y lo peor, no pasa prácticamente nada.
No sólo son los Duarte, los Moreira, los Sánchez, los Herrera, los Zavala, los Salinas, los Fox. No, hay muchos, muchísimos para citar de cómo una y otra vez se ha saqueado a los mexicanos.
Ya no sólo se trata de repartirse entre la clase gobernante los contratos y las obras, no, ahora se ha ido más allá tomando incluso el dinero de la nómina de los trabajadores.
Unos lo hacen nombrando al saqueo de maneras rimbombantes: ¿Qué tal reformas estructurales para el desarrollo amparadas en un Tratado comercial que hoy pese a ya haber sido signado entre las once naciones involucradas, pueda no concretarse? Otros simplemente se llevan o desvían los recursos a como dé lugar.
El peor de los ecos del despilfarro, el dispendio y el saqueo que hoy vivimos, es el robo de la remuneración y prestaciones de los trabajadores.
Empezando por las llamadas reformas Laboral y hasta Educativa. La primera ha logrado su cometido pulverizando no sólo las plazas laborales, de tal suerte que se logre disminuir trimestre a trimestre la tasa de desempleo, contratando a más por menos, a la vez que se les niega la firma de un contrato de trabajo y hasta de prestaciones por término estipulado. En cuanto a la Educativa, más que elevar el nivel de la información y formación de todos los involucrados en el proceso, fue igual un asunto de economías en la nómina y prestaciones para los mentores, devaluando de un plomazo su poder adquisitivo y su posibilidad de crecer profesionalmente.
Cuando los trabajadores del sector público en Veracruz, Oaxaca –y seguro muy pronto en otros puntos del país–, salen a reclamar el pago de sus sueldos vencidos, mientras sus gobernantes huyen al amparo del poder, no se puede hablar más que del colmo de la desvergüenza.
No se escuchan ahora los reclamos de Nuño, Osorio, Meade y hasta del propio Peña, advirtiendo que regresen a sus centros de trabajo porque los educandos o los pacientes del sector salud requieren de atención y su compromiso.
El asunto no es de los bandidos del norte o del sur, del este, el oeste o el centro del país. Es una estructura, como maquinaria perfecta para exprimirnos y aun así, dicen las encuestadoras seguimos teniendo preferencias electorales por los mismos que nos saquearon y nos volverán a saquear.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto señaló al promulgar las Leyes del Sistema Nacional Anticorrupción, que se trabaja para erradicar los abusos de quienes no cumplen con la ley, de quienes dañan la reputación de millones de servidores públicos que se desempeñan de forma íntegra y honesta.
Para advertir… La corrupción puede ser estructural, pero hay unos que qué bárbaros con todo y los órganos de fiscalización por siempre existentes.