Los cuestionamientos al elevado dispendio de los funcionarios mexicanos y su altísima dosis de corrupción, ha sido uno de los mayores signos de la clase política de este sexenio.
A finales del 2015, y ante los reiterados cuestionamientos al presidente Enrique Peña Nieto sobre los súper sueldos de todos los altos funcionarios, legisladores, jueces y claro gobernantes locales hasta los alcaldes; el primer mandatario mexicano advirtió saber que era un tema sensible, pero defendió el derroche.
Peña señaló como engañosa la postura de quienes advertimos la existencia de onerosos salarios para la alta burocracia, pues dichos montos, remarcó el presidente, corresponden al nivel de exigencia de ciertas posiciones en la Administración y sobre todo a las capacidades de quienes detentan el puesto.
Ahí le hablan a Luis Videgaray, el recién estrenado canciller mexicano que a decir de él mismo, llegó a aprender en términos de diplomacia, justo cuando la relación bilateral entre México y Estados Unidos entrará en una de sus etapas más álgidas, con agudas repercusiones negativas en términos económicos y de migración para nuestro país, con el arribo del empresario Donald Trump a la presidencia estadounidense.
El atropello deviene en que mientras unos cobran sueldos, ajustes, bonos y muchas más prestaciones, que se derivan sobre todo de impuestos recabados desde diversas fuentes; en contraste casi el 45 por ciento de los mexicanos viven al día ya no con un dólar, sino con la mitad del mismo, como resultado del paso aún sobre nosotros, del huracán categoría 5 llamado Enrique.
La situación no queda ahí, porque Enrique que se empodera entre los suyos, ha ido acabando con la sociedad mexicana y los mismos sectores productivos.
Una de las primeras pantallas que preservan el engaño, es el anuncio de un recorte del 10 por ciento al salario de la alta burocracia a partir de enero de este 2017 y la firma de un acuerdo entre diversos sectores de la producción que nos dicen es para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, el cual por cierto, no firmó la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), al advertir que dicho acuerdo está hecho al vapor, por no decir que es pura pantalla mediática.
Y sí, porque mientras Peña intenta sólo con un pacto que nadie sube sus precios empero el gasolinazo, el mismo dólar cierra a 21.81 pesos y cualquier bien o servicio, ya elevó desde hace días su costo.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto, aseguró que el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, responde a la preocupación de los ciudadanos por las afectaciones que podría tener el alza de los precios de los combustibles y dijo que se busca apoyar a los sectores menos favorecidos.
Para advertir… Peña Nieto ya no tiene margen de maniobra para administrar al país, de gobernar, ya ni hablar.