“No podemos estar hablando contra el acoso y el hostigamiento sexual y a la vez utilizar un hashtag que muestra lo peor del machismo, de la homofobia y que se ríe de algo que no amerita burla ni desde luego ninguna risa”.
Ana Güezmes, representante en México de ONU Mujeres
Les soy sincera en extremo amables lectores, si en alguno de los momentos que he sido acosada y hasta he sufrido de robo, hubiera contado con un silbato para emitir una alerta que varios a mi alrededor identificaran y además hubiera cabido la posibilidad de que ahuyentara al acosador o criminal, muchos sin sabores me hubiera ahorrado y otras tantas victorias hubiésemos contado como sociedad.
El silbato, el mismo instrumento de viento que emite una sola nota, apenas hace unos meses se propagó como herramienta de apoyo al municipio de Reynosa, Tamaulipas –administrado por el priista José Elías Leal—para combatir sobre todo. el robo de menores que en esa región se ha venido agudizando de manera alarmante.
La campaña que puso en marcha el alcalde Pepe Elías se propagó rápidamente por las redes sociales, especialmente el Facebook, y así con la identificación de “Yo sí uso el silbato” se pidió a la población alertar del peligro. Ayudarse y ayudar.
Ahora que el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera presentó como “arma” de prevención y aviso el uso de un silbato en caso de acoso sexual, en el marco de la Estrategia 30-100 contra la violencia hacia las mujeres en el transporte y espacios públicos, antes de ver el beneficio, la medida fue criticada y sometida al albur de una manera contraria a su objetivo.
Lo anterior denota en primer plano, que las mujeres necesitamos sí, sin duda, más que silbatos para acabar con el acoso sexual que puede terminar hasta con la muerte de la víctima, pero es un elemento tan sencillo de identificación entre la sociedad, que antes de satanizarlo, valdría la pena portarlo.
El rape whistle, como se enuncia en inglés, ha sido usado igual por comunidades anglosajonas con propósitos similares que si bien no son del todo medibles, sí han sido eficaces en múltiples desafortunados eventos que han frustrado el objetivo criminal.
Yo no soy chilanga, ni vivo en la Ciudad de México, pero me encanta la idea. Habrá a quien no le guste, se vale. Pero descalificarla con los mismos argumentos que intenta combatir, no, por favor.
Acta Divina… La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se interesó por la medida anti acoso presentada por su homólogo Miguel Ángel Mancera.
Para advertir… Hay quienes en la carrera política, también se atreven.