No hay reformas, ni cambios que sean la vía de desarrollo de un país, si antes la base para las mismas no está bien constituida y cimentada. La educación de un pueblo es la verdadera base de su desarrollo, sin esta, toda sobre o súper estructura poco prosperará.
Todavía hay quienes consideran que la escuela es como una segunda casa, y en cierta medida lo es. Sobre valorada para todos aquellos alumnos que en su casa –por diversidad de circunstancias–, no encuentran el eco para formarse en terrenos morales, culturales y hasta afectivos. Por lo tanto, una reforma educativa que pretenda elevar la calidad de la educación en México o en el mundo, debe tener como objeto central al maestro: no solo su calidad, también su bienestar.
En nuestro país empero, el maestro conforme pasan los años ha sido vilipendiado y hasta menospreciado por su propio Gobierno –y algunos sectores de la sociedad–, sobre todo cuando a priori duda de su calidad y su esfuerzo, y crea un sistema de evaluaciones discordantes con la realidad de las circunstancias nacionales para mantenerlos en sus aulas o despedirlos.
El trabajo de maestro en nuestro país debería ser uno de los mejores remunerados, por la sencilla razón expuesta al principio de estas líneas: es la educación la base del desarrollo en cualquier punto del planeta.
Si traspaláramos el desarrollo de las potencias económicas y culturales del planeta encontraríamos a la vez, en la mayoría de los casos, como los maestros son para esas sociedades unas de sus mejores armas para su progreso.
Las condiciones en las que trabajan los profesores de países que presumen los mejores modelos educativos del planeta, son también acordes a sus altas percepciones económicas.
Una reforma educativa en nuestro país, no puede restarle al maestro en su entorno, sus prestaciones, su jubilación y pensión. Todo lo contrario.
Es penoso para nuestra sociedad, que los maestros tengan que defender sus derechos en las calles.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto advierte que prioridad de su Gobierno es la salud y la calidad educativa.
Para advertir… Tomado de el periódico La Jornada. Ex profesora de instrucción primaria de Nuño publica carta en la sección El Correo Ilustrado. “Licenciado Aurelio Nuño Mayer: Es lamentable su actuación frente al magisterio de nuestro país. La reforma debe ser académica y con el consenso de los profesores, pues nosotros estamos frente a los grupos de alumnos. Le hago un llamado a reconsiderar el diálogo, no a la imposición, en nombre del respeto y buen recuerdo de donde usted fue mi alumno: una escuela donde la felicidad de los niños y, por tanto, de nosotros sus maestros es prioridad. Una primaria donde la libertad, la responsabilidad, el respeto, aprender a ser y a ser, son la base de la enseñanza, donde no hay exámenes ni calificaciones. Omitir los derechos laborales de los maestros impide la felicidad para mejorar la calidad en la educación.”
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