Al interior de la Administración federal, hoy en día, lo único que se tiene bien probado es el cómo sustraer más recursos de los gobernados para seguir sosteniendo al aparato burocrático y permitir los negocios al amparo de la corrupción y hasta del mismo poder judicial.
Los mexicanos, angustiados hoy por la incertidumbre que se vive desde el renglón económico hasta el de la misma seguridad, advertimos sin equivocarnos que los Poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), son en realidad, un verdadero club de familias y cuates que se asocian para beneficio de ellos mismos. Del pueblo quieren impuestos y le dan limosnas y de los ciudadanos su voto, pero no hay más.
El Gobierno de Enrique Peña Nieto, es uno más de los mismos del viejo y el nuevo Partido Revolucionario Institucional (PRI). Es tan real lo que se afirma, como la copia de textos que muchos hacen creyendo que se logra el engaño al presentar una idea sino novedosa, sí estructurada, con sentido, propósito, razonamiento pero sobre todo con objetivo.
Cuando se presentan los Planes de Desarrollo, una creería que de verdad hay todo un análisis, método y táctica de por medio, pero en realidad lo que cada dependencia gubernamental practica sexenio tras sexenio es una burda copia de los planes anteriores, anexándoles las frases de campaña como compromisos a cumplir.
Se administra así a México, sin táctica y claro, gastando a manos llenas con beneficio para la alta burocracia, los amigos y la cada vez más rapaz manga del Poder Judicial quien como vamos entendiendo, no atiende las reglas de los otros Poderes sobre todo si de austeridad económica se trata. Y no lo hace porque son pieza clave al momento de evitarles la cárcel a sus amigos corruptos y ladrones.
Otro ejemplo del desgobierno y la burla; es que pese a que hoy somos de nuevo nota mundial por la insistencia del señor Trump, cada vez más clara y rotunda de levantar un muro entre México y Estados Unidos que selle la frontera terrestre; resulta que el flamante aprendiz de canciller y amigo de Donald Trump, además de hipnotista de Peña Nieto, no ha declarado ni “pio”.
Pero para qué escuchar a Videgaray dirán algunos y tienen razón. Será sólo para escucharlo señalar lo mismo que ha dicho desde hace meses respecto al famoso e irritante aún abstracto muro: “no pagaremos los mexicanos por este”.
Lo mismo pasa con nuestra moneda, el peso mexicano, que ni con todos los apoyos e inyección de dólares por el Banco de México del huidizo Agustín Carstens, logra recuperarse de su anemia que cada vez lo tiene más y más débil.
Lo dicho, la Administración de Peña Nieto no tiene estrategia propia, la improvisación incluso sólo espera golpes de suerte para su popularidad que no para el bienestar nacional.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto vuelve a llamar a la unidad para enfrentar los retos.
Para advertir… Cada vez es más la unión en contra del desgobierno peñista.