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Índice Político: EPN demanda unidad… y le tiemblan las piernas

Índice Político: EPN demanda unidad… y le tiemblan las piernas

Hay algo que aquí en el rancho grande no hemos querido entender: el Imperio estadunidense se encuentra en caída libre. El síndrome de la imbecilidad, la lógica de los zafios, ha dejado un país en ruinas, reventado.‎ Un esperpento que sólo asusta a los ignorantes, a los acojonados que, rendidos, se entregan todavía a un fantasmón que sólo opera como el enano del tapanco. Les gritan, los humillan, les amenazan con enviarles al US Army porque las Fuerzas Armadas de aquí no’más no pueden… y les tiemblan las cortas piernitas.

La realidad es otra a la que ellos imaginan en sus cabecitas. No ya no es el coloso. Ya es –dijeran los chinos– sólo un tigre de papel. Véase si no: ‎La drástica caída de la producción industrial, el desfavorable balance comercial con el exterior, la abrupta depreciación de su moneda (hoy un dólar vale en el mundo diez centavos de lo que representa en el papel) y el paulatino abandono de esa divisa para las auténticamente grandes transacciones internacionales, impactan directo en su línea de flotación.

La escasa afluencia de flujos de inversión a su economía, la inequitativa distribución del ingreso, producto de su errática política tributaria ofertista, el doble déficit fiscal y financiero, presionado al alza por una deuda de un billón cien mil millones de dólares a Japón, el inútil sacrificio de las etnias y migrantes que soportan esa estructura injusta, llevan a la conclusión de lo fraudulento de un sistema imperial del que sólo queda un cascajo.



Una joya del fascismo: Trump Vs. migrantes

Sus tradicionales bastiones de la hegemonía económica, basada ancestralmente en la consigna publicitaria “carro y casa”, están siendo destruidas desde sus cimientos por Elon Musk, un inmigrado sudafricano, inventor, financiero, científico, que desde Tesla Motors está por sacar al mercado los autos inteligentes, las computadoras sobre ruedas, que sepultaran ese orgullo en pocos meses, menos de los que se imaginan.

En cuanto a la construcción de casas, Trump está destruyendo las bases de sus propias empresas inmobiliarias: al prohibir el ingreso de los migrantes, aún de los que cuentan con green cards, y promover una joya del fascismo para deportar a todo aquél que las autoridades de la migra presuman y criminalicen como sospechoso y delincuente, da la última paletada a la industria de la construcción.



Los constructores, casi todos miembros de la élite de la basura blanca que lo llevó a la Oficina Oval, ya reconocieron que sin pagar los bajos salarios a explotados mexicanos, latinos y asiáticos, no podrán sostener esa industria de la depredación; es más, ni se atreverán a concursar para adjudicarse la construcción del abominable muro fronterizo.

Paradójicamente, para los descabellados planes del iluso, asumen los grandes constructores que los únicos trabajadores migrantes que le saben bien a ese abarrote, desde la edificación de los edificios neoyorkinos del minero Morgan –que se llevó la lana de las factorías norteñas–, son precisamente los mexicanos. Ningún otro le entra de frente a ese toro.

Las grandes empresas lo instan a recular su intolerancia

En cuanto a las industrias que proclaman estar asentadas sobre tecnologías de punta, los principales CEO de esas empresas ya pusieron el grito en el cielo para denostar las acciones ejecutivas del enfermo deslenguado y lo instan a que recule en su intolerancia frente a los inmigrados, que en su mayoría son miembros de las dirigencias de sus negocios cibernéticos.

Deberían dejar muy atrás los días de su soberbia. Hoy son los tiempos de recoger varas y pagar las que han hecho. Aquella potencia imperial y victoriosa a la que se acusó de todo: destituir gobiernos, definir a placer zonas de hegemonía, implantar su sistema de vida, acabar con el “comunismo”, hoy es un guiñapo in articulo mortis. No está el horno para bollos.

El Estado gabacho es una ficción legal, enmascarada

‎Estados Unidos está convertido en una nación depredadora. Su despliegue militar, dirigido contra enemigos ridículamente débiles, a los que les asigna el papel de ejes del mal, sólo evidencia que sus contrapartes orientales conservan la capacidad estratégica para suprimir a la otrora súper potencia. Eso lo entienden bien los senadores republicanos que ahora ya no quieren ni oler al lenguaraz twittero, el manitas, el troll favorito de las redes digitales.

El Estado gabacho es una ficción legal, enmascarada, detrás del cual operan los grandes conglomerados privados que utilizan a sus políticos mediáticos como simples mandatarios de sus deseos y objetivos, subordinados y colocados a su servicio mediante la corrupción. Un modelito que aquí copiamos al grado de excelsitud. Es tiempo de despertar.

El Imperio en el que cree habitar la basura blanca ya no existe. Estados Unidos es una potencia que sólo sobrevive gracias al talento, la imaginación y el fenomenal empuje del trabajo de más de ochenta millones de migrantes de todas nacionalidades que son el alma de esa Nación, los que le dan su alegría, su fisonomía y su razón de ser.

Senadores recapacitan seriamente en un impeachment destitutorio

El programa televisivo más serio de Ámsterdam, dio a conocer un video de la firma en donde se ridiculiza al rarito fantoche anaranjado: haciendo una fenomenal parodia del muro. Afirman, entre las carcajadas de la opinión pública holandesa ,europea y mundial que Trump quiere construir un Océano, ¡y decidió que lo paguen y lo hagan los mexicanos!

Si Adolfo Hitler hizo caso omiso de la película muda de Charles Chaplin, El Gran Dictador, una crítica acerba al filofascismo y al nacionalsocialismo del frustrado pintor de brocha gorda austríaco, los miembros del comité senatorial encabezado por John Mc Cain –que están recapacitando seriamente en un impeachment destitutorio– no habrán de pensar lo mismo. Esa lumbre ya llega a los aparejos.

Toluquitas: entreguistas, colaboracionistas y abdicantes

Lo verdaderamente vergonzoso para los mexicanos es que sus autoridades no se hayan siquiera percatado de que este escenario es el que debe tomarse en cuenta para cualquier toma de posición frente al mayor socio comercial con el que se comparte la frontera más grande del Continente. Las actitudes entreguistas, colaboracionistas o abdicantes son las que no deben tener cabida en la agenda de los mexicanos modernos.

Desafortunadamente, no es así. Hemos asistido al espectáculo de la denigración, observamos la rendición incondicional del toluquismo, por falta de arrestos o, en el mejor de los casos, de argumentos para contrarrestar los embates demagógicos de un esquizoide que todavía no se ha dado cuenta en dónde está sentado.

Lo más sensato es pensar que la claque política local esté asida a un manual de caporales. Que su comportamiento corresponde a la sumisión de cualquier lacayo puesto en su ‎triste investidura sólo para callar y obedecer a los patrones del Norte. Al menos, en el caso de Vi(rey)garay así es, está plenamente demostrado, es público y notorio.

Quien pide la unidad nacional es un simple empleado de Vi(rey)garay

La tan socorrida unidad nacional es un sonsonete que desgraciadamente se agrega al catálogo de consignas bofas de un país que cada vez se asemeja más al “sueño de un marihuano al que se le está acabando la bacha“, como lo definió Carlos Monsiváis en un momento parecido. Se pide a través de un tipo deslegitimado, como Ochoa Reza, unidad y solidaridad cuando la opinión pública ve que se burlan de la misma con sus actitudes lacayunas y obediencias sin recato a cualquier poderoso de ocasión.

El garlito de la unidad nacional es un distractor para el dedazo de Peñita a favor de su primo en el Estado de México, para ubicar al impresentable Virgilio Andrade en un banco que maneja nuestros impuestos, para que Meade se cubra de gloria reculando del estúpido gasolinazo de febrero, para justificar los dislates de mercachifles súper millonarios que protegen el honor negociador de Trump.

Quien pide la unidad nacional es un simple empleado de Vi(rey)garay, el mismo que fue a Washington a vilipendiar ostentosamente el orgullo nacional. Nadie tiene autoridad moral para erigirse en la conciencia nacional que este país necesita con urgencia y que está ausente desde hace décadas. Nadie apuesta su honor para defender a unos descastados que han hecho cera y pabilo de nuestros valores más preciados.

¿Cómo pueden convocar a la unidad nacional los que han desmembrado al país, los que han escamoteado su soberanía, los que han subastado riquezas patrimoniales y territorio, los que a la primera oportunidad se agachan ante los enemigos del honor nacional?

El toluquismo ni ve ni oye las propuestas serias de la gente

Los medios a modo, se hacen trenzas para defender la indignación fantasiosa de Vi(rey)garay ante los regaños propinados en la Casa Blanca. Convocan a mesas redondas de foristas apanicados e ignorantes que se la pasan pontificando en pro de la prudencia nociva sin dar una solución inmediata a lo urgente. La prensa escrita y radioeléctrica se satura de opiniones de diletantes y oportunistas que se asoman para ver qué pescan en el río revuelto.

Nadie propone soluciones.‎ Porque en ese mundillo de la gesticulación mediática la mesa está puesta para los que presumen regresar de todos lados y nunca han estado en alguno. Los medios están al servicio de los impostores, de los patrioteros y de los lambiscones, y con ellos nunca sabremos qué hacer.

Como siempre, las alternativas válidas han sido planteadas en redes sociales por organizaciones tan desconocidas que no se encuentran en ninguna nómina oficial, por auténticas conciencias nacionales anónimas y valerosas. Pero el toluquismo no las ve ni las oye porque está poseído por el miedo de los estúpidos, por la sinrazón de los ignorantes, por el acojonamiento de los entreguistas.

Y con ellos, ni a la esquina.

¿O usted qué hubiera hecho?, cual dice el tembloroso y asustado Peña, quien convoca a la unidad nacional desde su escondite en la caverna de Los Pinos.

Índice Flamígero: Una alegoría envía don Miguel Ramírez, desde Torreón: ” La total cerrazón que ha mostrado nuestra pareja infernal al oponerse a dar a conocer la versión oficial de la llamada telefónica que tuvieron EPN y DT, ha originado que aparezca una serie de filtraciones de ella. Este corresponsal también recibió una, igualmente breve y totalmente confiable dado el nivel político de quien la dio a conocer. Aquí la presento, traducido lo que dijo Trump, con lo que se evitará cualquier mala interpretación. ‘¿Estás ahí, Donald? / Claro que estoy aquí, hij.. de tu..¿%&$3. Ya te he dicho que no me gusta que me hablen cuando estoy con mi peinadora. / Es que te quería comentar algo muy importante. / ¿Tú eres capaz de decir algo importante? pin…”#@&%? / Estuve recientemente de incógnito en el estado de Los Ángeles y… / ¡Los Ángeles no es estado, cab… ignorante!. / Pues será lo que sea, estado o ciudad o delegación o colonia, pero ahí estuve, y me di cuenta que la gente de este lugar no te quiere y ya desea separarse de los EU. / ¡Esto es totalmente falso! En Los Ángeles como en cualquier lugar estadunidense se me idolatra. Mandé hacer una encuesta en las principales ciudades de mi país y un porcentaje enormemente mayoritario me da su aprobación. La encargada de la encuesta es una empresa mexicana totalmente confiable. / ¿Cuál es su nombre?/ Mitoksky / Completamente de acuerdo contigo, Donald, yo también le he encargado algunos estudios de opinión y el resultado siempre indica que tengo un apoyo de más del 90% a todo lo que yo he deshecho, perdón, a todo lo que yo he hecho.’ Hasta aquí la filtración. El tono que utiliza Trump parece demasiado agresivo pero ya se sabe que así es su estilo. Aparte, debe considerarse el comportamiento de Peña cuando estuvo cerca de Trump al visitar éste a México durante su campaña. Se le ve apocado, cohibido, Tal como un corderito que se acerca al matadero.” + + + Y El Poeta del Nopal envía su epigrama, tras el comentario de don Alfredo Álvarez Barrón: ” El Consejero Electoral Benito Nacif decidió impugnar la reducción del 10 por ciento en su generoso salario de 177 mil pesos mensuales, no por razones monetarias sino para cuestionar la legalidad de tal medida. ‘Esto no es acerca de salarios, no es por dinero sino por la legalidad, por la Constitución’, declaró textualmente…”:

Legalidad sin excesos,
la tesis del Consejero,
pero su Dios verdadero
¡ostenta el signo de pesos!

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