Azorada e indignada, la sociedad mexicana recibió el tercer mensaje del cincuentón muchacho de Atracomulco, Peñita, dizque para solucionar el efecto pernicioso de los gasolinazos. Convocó a los representantes del sector empresarial, obrero y campesino en la caverna de Los Pinos, para soltarles otra mamarrachada con el sello de la casa: el Programa para la Protección de la Economía Familiar: un parto de los montes.
Irritada y con la paciencia rebasada por tanta estupidez, la población escuchó una sarta de bobaliconadas que vuelven a confirmar el gobierno de los ineptos, el mandato de los mentecatos que no saben qué hacer ante las justas protestas a su voracidad desenfrenada, ni quiénes son, ni dónde están parados. La tercera no fue la vencida, fue el colmo del hartazgo. Otra batea de babas.
Sólo se mascullo ahí un catálogo de buenas intenciones que supuestamente insta a empresarios, obreros y campesinos –no se sabe, no se dijo cómo– a no subir precios, a defender de manera voluntarista, no obligatoria ni vinculante jurídicamente, las inversiones, el empleo, la estabilidad económica, la legalidad y el famoso Estado de Derecho. ¡Hágame usted el refabrón cavor! Para eso, ni hubieran anunciado la reunión de marras.
Esopo y Samaniego definieron “el parto de los montes”
El poeta latino Horacio, analizando una fábula de Esopo, acuñó la frase “el parto de los montes”, para referirse a cualquier cosa insignificante y ridícula que sucede cuando se esperaba una grande e importante. Félix de Samaniego, el brillante escritor español, verificó la interpretación de Fedro de la siguiente forma:
“Con varios ademanes horrorosos, los montes de parir dieron señales. Consintieron los hombres temerosos ver nacer los abortos más fatales. Después que con bramidos espantosos infundieron pavor a los mortales, esos montes que al mundo estremecieron un ratoncillo fue lo que parieron”.
La kakistocracia de Sartori, rebasada por la tolucopachucracia
Si no fuera por los momentos de angustia que se viven, ante el vendaval inflacionario en todos los productos de primera necesidad y los servicios básicos para sobrevivir , que ya está generando la pavorosa alza impositiva federal de los carburantes, la risotada general hubiera sido la respuesta más sensata. Pero, no. La cuestión es demasiado delicada para pensar en eso.
Sartori, el ideólogo italiano de la democracia se hubiera quedado perplejo ante tanto derroche de ineptitud, ante tanta muestra palmaria de incapacidad para siquiera hacer un recuento de daños de lo que la tolucopachucracia ha generado con sus estolideces. El concepto de kakistocracia –el gobierno de los peores– queda corto ante esta demostración de nulidad absoluta.
La incapacidad y la ineptitud, sellos de los toluquitas
Todos hemos sido rebasados. Jamás nos imaginamos que los toluquitas tuvieran las neuronas cerebrales tan afectadas, incapacitadas no sólo para reconocer un error, sino para paliar el mínimo de sus efectos en la economía familiar. Ciento veinte millones de mexicanos no se merecen a estos ñoños desquiciados por la codicia y la rapiña.
Haciendo tabula rasa de todos los errores cometidos en el manejo de la cuestión pública, de todos los desaguisados y estropicios cometidos en el patrimonio y la soberanía nacionales, por la sarta de mentiras y engaños y por su corrupción galopante en grado extremo, la ineptitud pasa a la primera fila de un puñado de badulaques impedidos, desahuciados, interdictos para cualquier tipo de responsabilidad pública.
La ineptitud, el sello de incapacidad, ha expuesto y ubicado ante la opinión pública nacional e internacional a los que alguna vez publicitaron con costo de miles de millones, su balandronada publicitaria de que iban a salvar a México. Si acaso lo movieron, pero absolutamente en su contra, haciendo de todas las voces críticas una sola: “¡lárguense y devuelvan lo que se han llevado, corruptos ignorantes!”
No entienden cómo un gobiernito puede enfrentar los retos
Hasta los humoristas gabachos la llaman Ratolandia, un país donde los ratones son sus gobernantes, un país en medio de un cataclismo científico internacional donde en cinco o diez años serán reconvertidas a la moderna tecnología todas las industrias tradicionales existentes, como la Kodak. Se jalan los pelos, no comprenden ya quiénes somos. No entienden cómo un gobiernito así puede responder a tamaña amenaza. Se conduelen de nuestro futuro como Nación.
No se explican cómo es que temen las babosadas demagógicas de Donald Trump, a quien han defenestrado los exponentes de la ciencia, la economía y la cultura, por lo menos tres de sus inteligencias consagradas: Noam Chomski, Paul Krugman y Merryl Streep. Por qué le temen, si sus estupideces han hecho un daño mayor al país del que puede imaginar el copetón anaranjado, dicen.
Carecen de interlocución con alguien que valga la pena
La gente creía que, al resistirse a acudir a ningún acuerdo privado, los representantes de los sectores firmarían con agrado propuestas que sirvieran para salvar el barco en el que naufragamos todos. Pero no fue así, se encontraron con un podercito monolítico y retardatario, aferrado a la insensatez y a las ínfulas de poder, cuando el país se encuentra en llamas.
Quedó demostrado palmariamente que los toluquitas no tienen interlocución posible con nadie que valga la pena. Su mundo es el bisnes y sus moche$. Sólo regentean un congal a su modo, que sólo existe en sus menguadas capacidades cerebrales, en su nulo olfato político, en su desconocimiento absoluto de la condición de los mexicanos.
Denuestan y avergüenzan a la población que dicen representar con babosadas sin límite ni piedad, con ofertas insulsas de solución que no convencen ni a los supuestos beneficiarios, porque una economía sin poder adquisitivo, es una economía paralizada, sin posibilidad de compra, venta o transacción alguna. Destrozan el mercado interno, y su único proyecto es entregarse en manos de los gabachos, que tampoco saben hacia dónde van.
Coparmex Vs. la petulancia e incapacidad de estos personajitos
Son denostados y exhibidos en cadena nacional, hasta por Carlos Aceves del Olmo, heredero de Joaquín Gamboa Pascoe en la CTM, que les llama la atención por su ligereza e ignorancia, recordando aquellas reuniones tripartitas que se celebraban con otros personajes, más sólidos y serios en su depredación.
Por la Coparmex, el sindicato nacional que incluso les lleva kilómetros de delantera en las ideas redencionistas frente a la población. Saliendo de Los Pinos, los capitostes y empresarios convocados lanzan un Manifiesto en desacuerdo contra la petulancia, la incapacidad y la fragilidad de esos personajitos de papel cuché.
Los líderes campesinos oficialistas, rebasados en todos los terrenos por sus bases, no pueden comprometerse a seguir una línea de fracaso y de entreguismo, que ha optado por estrangular al campo y a todas las actividades productivas, simple y sencillamente porque no les reportan beneficios personales a su particular bolsillo.
Su único empeño: hacerse más ricos que Carlos Slim
El país se encamina directo al cataclismo social, a la protesta permanente, a la exigencia de que se vayan todos, antes del diluvio que se espera. A los tolucos y pachuquitas no les interesa ni el control de daños, ni el recuento de estupideces, nada. Ellos viven como divinas garzas, empeñados en hacerse multimillonarios en seis años, rebasar si se puede a su monstruo de los negocios, Carlos Slim. Es su objetivo.
Viven en y para su carpa del ridículo, aunque no sepan que ya nadie tiene para ni quiere comprar el boleto para ver sus ñoñas actuaciones. Son el rostro de la ineptitud y de nuestra vergüenza, que hoy alcanzó niveles mundiales. El sello toluquita es ya una marca internacional de excelencia en la estulticia ramplona de gobierno.
Están a cinco centímetros del juicio por lesa Patria
Alguna alma piadosa de su círculo íntimo tiene que decirles qué está pasando a un metro de sus narices. Están a cinco centímetros del juicio por lesa Patria, por traicionar los elementos fundamentales de la convivencia de los mexicanos. A menos de un minuto de la patada salvífica.
¿O usted qué haría?, no se cansa de repetir Peñita , con cara de minuto de silencio y uñas afiladas, frente a los teleprompters.
Índice Flamígero: Desdeñoso, por supuesto petulante, el aprendiz de canciller Luis Vi(rey)garay dijo que su (im)posible candidatura a La Grande, en 2018, “no es algo en lo que tenga interés”. ¡Claro que no! Con toda su estulticia a cuestas, hasta él sabe que la reelección está prohibida en la Constitución Política. + + + Quien, de plano, utiliza el asqueroso método de arrastrarse como gusano para intentar conseguir la candidatura del tricolor al gobierno del Estado de México es el multimillonario –accionista en el “desparecidito” Banco Anáhuac, propietario de la más grande cadena de casas de empeño, especulador con terrenos en Huixquilucan, entre otros “bisnes”– Alfonso Navarrete Prida, quien cobra como secretario de Trabajo. Ayer, en la reunión en Los Pinos, se deshizo en mentiras, perdón, en elogios hacia el “dedo” de EPN. En Twitter alguien comentó: “Imposible saber dónde termina el bajovientre de Peña Nieto y dónde empieza la lengua de Navarrete Prida”. + + + Y quien de plano trae en la frente la “P” de… perdedor es Ildefonso Guajardo. Fracasó rotundamente en sus “negociaciones” con la Coparmex que insiste en no sumarse a la “batea de babas” propuesta por el Ejecutivo y, de pilón –¡pero qué pilón!–, Jorge López Portillo, ex director de la empresa exportadora de sal ha presentado sendas denuncias en su contra. Una, en la Cámara de Diputados, a la que dice que el secretario de Comercio le mintió, y otra en la PGR, por un desfalco multimillonario en la salinera más grande del mundo, la que produce la sal de inigualable calidad. Eso les pasa por rateros, ¿a poco no? + + + Un nutrido grupo de ex trabajadores petroleros preparan una denuncia penal en contra del senador Carlos Romero Deschamps (con fuero), acusándolo de ser el principal huachicolero –“chupaductos” de gasolina– del país. + + + Que el “gasolinazo” no nos haga olvidar a los pillos Duarte. Al veracruzano, quien al parecer goza de la protección de su socio EPN. Y al chihuahuense, escondido bajo las faldas… del saco de Emilio Gamboa Patrón + + + Y don Alfredo Álvarez Barrón sobre la tan comentada –por inusual– negativa de la Coparmex “a firmar el acuerdo económico de Peña Nieto por considerarlo una mera estrategia política…”, da pie al epigrama que este día nos obsequia El Poeta del Nopal:
“Tal vez la historia no cuadre, /
son tiempos extraordinarios, /
si admiten los empresarios: /
¡ya estamos hasta la madre!”
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