Serendipia y destino ¿Cómplices? | Digitall Post : Digitall Post
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Serendipia y destino ¿Cómplices?

Serendipia y destino ¿Cómplices?

La serendipia me ha pedido hacer un trueque,
y yo le he dicho que no,
hasta que vea de que altura
es el precipicio del que espera que salte.

Desde arriba se ve muy confiable,
y la última vez que salté,
mis alas salieron en el momento justo,
para alejarme de allí.

Puede que el viento vuelva a soplar a mi favor,
y se lleve palabras, promesas y sonrisas
mientras pasea por mis alas,
besa recuerdos,
y guiñandome un ojo,
se los lleve,
otra vez.



Quizás,
mi piel lo descarte como otra herida,
y se niegue a llevar una marca
de cobardía.

La lluvia golpea suavemente la hierba,
y mis pies empiezan a moverse a su ritmo,
¿Bailar? Ahora no es momento,
alguien puede estar al fondo del precipicio
y yo aquí analizando.

Salto,
y la conocida sensación de caer vuelve,
bueno, ahora solo espera para volver a volar,
distingo a alguien a lado mío,
se ríe,
choca manos con el aire,
guiña un ojo a la tormenta de arriba
y sigue cayendo.

De pronto nuestros ojos se cruzan,
lleva el fuego en sus ojos,
sus cicatrices pintadas con tinta
y el corazón repleto de heridas,
pero latiendo a toda velocidad.



Justo a tiempo,
distingo que no hay nadie allá abajo.
¡Lo sabía! Antes de que el sabor amargo
de la decepción inunde mis labios,
extiendo mis alas.

En ese instante ,
una mano se entrelaza con la mía,
la combustión en sus ojos me estremecen,
el conocido viento abraza nuestras alas satisfecho.

La serendipia besaba al destino en el filo del precipicio,
y la lluvia aún seguía con el ritmo de su último baile,
el sol había escuchado las mismas dudas dos veces,
la vida no podía entrar en sí.

Y yo tampoco,
me niego a creer que no sé,
siempre era bailar al filo del precipicio,
saltar,
caer,
chocar con el suelo,
o esquivarlo
y volver a extender las alas.

Nunca imaginaría
a alguien al otro lado del precipicio
ignorando la propuesta de la serendipia
y bailando bajo la lluvia.

Creo que no era la única,
que decidió tomar el control de la situación
y poner orden.

Y bueno ahora,
¡SOS!
jamás había sonreído tan fuerte,
ni sabía que volar en picada es lo mejor del mundo,
caer nunca fue tan bonito,
y alguien pintó mis cicatrices,
resulta, que han sido preciosas,
y pues,
ya estamos en el aire ¿no?