CIUDAD DE MÉXICO,- El año pasado se realizaron en México dos mil 500 trasplantes de riñón, esta cifra solo representa entre el uno y dos por ciento del total de los enfermos que lo requieren. El trasplante de riñón, es la mejor opción que puede tener un paciente ante la enfermedad renal crónica, por encima de la hemodiálisis y la diálisis peritoneal.
El doctor Alan Gabriel Contreras Saldivar, dijo lo anterior en el simposio “Enfermedad renal crónica: Los retos globales y nacionales de una epidemia creciente”, llevada a cabo en la Academia Nacional de Medicina de México.
La diálisis peritoneal, es un tipo de terapia para limpiar los productos de desecho de la sangre, eliminar líquidos y controlar la química del cuerpo cuando fallan los riñones. A diferencia de una máquina de diálisis, se utiliza el propio cuerpo. Para ello, se coloca en el abdomen un tubo flexible llamado catéter mediante un procedimiento de cirugía menor, el cual permite que se llene la cavidad peritoneal con una solución que tiene agua y químicos (electrolitos) que realizarán el proceso.
Mientras que la hemodiálisis, cumple la función de los riñones cuando dejan de funcionar bien.
Este tipo de terapia ayuda a eliminar la sal extra, el agua y los productos de desecho (para evitar la acumulación en el cuerpo; mantener niveles seguros de minerales; ayudar a controlar la presión arterial y a producir glóbulos rojos). Durante la hemodiálisis, la sangre pasa a través de un tubo hasta un filtro (riñón artificial).
El filtro, llamado dializador, se divide en dos partes separadas por una pared delgada, a medida que la sangre pasa a través de una parte del filtro, un líquido especial en la otra parte extrae los residuos de la sangre, misma que luego regresa al cuerpo a través de un tubo.
“De acuerdo a estudios realizados en los Estados Unidos, (porque México no cuenta con ellos), la sobrevida de un paciente que es tratado con hemodiálisis o diálisis peritoneal, solo es de 30 meses, lo cual quiere decir que 50 por ciento de los pacientes estarán muertos en dos años medio”, expuso el especialista del Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas Salvador Zubirán (INCMNSZ).
Comparativamente, “la terapia de trasplante renal ofrece una mayor supervivencia, una mejor calidad de vida para los pacientes, es la opción más barata y se debería aplicar lo antes posible a todos los enfermos renales crónicos, porque sabemos que cuanto más nos tardemos en trasplantar a un paciente, la sobrevida de ese injerto se va afectar significativamente”, explicó el médico mexicano que se desempeñó en el Mount Sinai Medical Center, uno de los centros de trasplantes más grandes del mundo.
Aparentemente, el trasplante de riñón podría parecer que es una opción sumamente costosa, debido a que se necesita de un procedimiento quirúrgico especializado, un equipo de médicos y técnicos preparados, un hospital que tenga la capacidad de hacerlo y todos los insumos necesarios; todo esto no llega a ser significativo cuando se compara contra las terapias de hemodiálisis y diálisis peritoneal, que requieren de un mayor tiempo, al que hay que añadir las complicaciones que se tienen para su aplicación.
Los estudios realizados en Europa, Asia, América Latina, en todos lados, demuestran que es más barato trasplantar a un paciente que mantenerlo en otro tipo de terapias, reiteró el doctor Contreras, quien también pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.
No obstante estar comprobada la efectividad del trasplante de riñón en el mundo, “nuestro país, el año pasado habrá hecho alrededor de dos mil 500 trasplantes; mientras que se estima que se tenían aproximadamente a 100 mil personas documentadas en diálisis, más otras 100 mil que la necesitan y no la tenían, lo que da una cifra de 200 mil personas, por lo que solo se está trasplantando entre el 1 y 2 por ciento de todos los enfermos renales. Esto es inadmisible porque se condena a una muerte segura a la mayor parte de los pacientes”, lamentó el experto quien realizara sus estudios de posgrado en la escuela de medicina de la Universidad Harvard.
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