Por capricho del destino, me perdí el primer concierto de New Order en México. Durante mucho tiempo lo lamenté y esperaba que se anunciara otra fecha. Caso similar a la eterna ausencia de Death Cab for Cutie en nuestro país. Con el paso del tiempo, dejé de esperar ambas presentaciones y seguí con mi vida. Curiosamente, «las cosas aparecen cuando las dejas de buscar» y en este caso, se tradujo a que ambas bandas formarían parte del Corona Capital 2018.
Domingo por la noche |
Ambas bandas son mi principal motor para dejar mi cama y perderme los partidos vespertinos de la NFL, llego a la puerta 9 alrededor de las 18:00 horas y pienso, «está entrando más gente de lo que hubiera pensado», pues cabe mencionar que lo más tarde que había entrado a este festival fue un caótico sábado de 2015 a las 16:00 horas.
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El sol se está ocultando y los stands con actividades en las que el premio es una mochila que se rompe a los dos meses y derivados empiezan a cerrar. La clásica rueda de la fortuna de Vans luce más bonita que de costumbre y aún faltan unos cuarenta minutos para que empiece una de las pocas bandas que quiero ver. Sin dudarlo, empiezo a buscar los vasos conmemorativos como si fuera una tía llevándose a casa el centro de mesa de unos XV años. Descubro que este año no hay pues en la misión de ser «eco friendly», el festival decidió hacerlos desechables para crear cebada, o algo así leo en las pantallas.
Digitalism y la exploración |
En fin, tacho esa misión y me acerco a los puntos de merch oficial. Los precios están más elevados que el año anterior y eso ya es mucho decir. Sin embargo, sigo con la ingenua idea de que algo de ese dinero va directo a las bandas. Compro una playera de Death Cab for Cutie y una de New Order. Ya cumplida la segunda misión, corro al escenario Corona Light para ver a Digitalism.
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El cartel decía que era live-act pero para mí es muy similar a un dj set, simplemente que con voces en algunas canciones. La verdad me decepciona y en media hora, ya estoy aburrido. La gente baila y habla al mismo tiempo, como si fuera una fiesta en un escenario al aire libro. Me muevo de lugar unas tres veces (sobretodo para matar algo de tiempo) y siempre tengo la «fortuna» de estar junto a personas que fuman muchísimo. Este año en particular, el humo me molesta más que de costumbre e incluso me veo muy payaso al taparme la nariz con mi sudadera.
Una noche más junto a Chvrches |
Chvrches está a nada de presentarse y decido quedarme a la mitad para ver si Digitalism toca una de las dos canciones que esperaba. El milagro sucede y ‘Pogo’ suena en una versión que ya ni disfruto pero bueno, palomita a la primera vez que la escucho en vivo. Tristemente, Chvrches ya va a la mitad de su segunda canción. En su segunda presentación en un Corona Capital, el trío toca en un escenario más pequeño, pero en un horario mucho más estelar. Supongo que en una tercera vuelta la banda regresará por lo menos al secundario.
‘Gun’ es la única canción del pasado pues el resto son temas de su actual y fascinante producción de estudio. Sin duda, Chvrches se ha convertido en una de las bandas pop que más me gustan. Tristemente, debo irme de la carpa para correr directo a Death Cab for Cutie. Desde siempre había esperado una cita con Ben Gibbard y compañía y al fin, hoy es el momento.
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DCFC y la cita que parecía imposible |
La tanda arranca con ‘I Dreamt We Spoke Again’ y ‘Summer Years’, sin duda, dos de las canciones más interesantes de su actual material de estudio. Las canciones siguientes empiezan a viajar por el tiempo hasta llegar a sus dos discos más importantes. Así, ‘Title & Registration’ y ‘Crooked Teeth’ aterrizan a nuestras vidas.
La emoción inunda todo mi cuerpo y después de mucho tiempo, vuelvo a pensar en la magia de la música en vivo. Jamás imaginé ver a DCFC en vivo y ahora tengo a la banda (ya sin la formación original) a unos metros de mí.
Ben toma el piano y arranca ‘What Sarah Said’. La atmósfera nostalgia es la misma que en el disco por lo que el público se dedica a ver. En realidad, alrededor sólo hay gente que de verdad, llevaba años esperando este encuentro.
A la hora de que el cantante toma su acústica, todos detectan que ‘I Will Follow You Into the Dark’ sonará. Así sucede y sin duda, son 4 de los minutos más especiales e íntimos que el festival ha tenido en toda su existencia.
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Un final épico y nostálgico |
La presentación toma un sendero mucho más tranquilo pero jamás sin bajar la espectacularidad de sus ejecuciones. ‘Catch…’ y ‘The New Year’ llegan de forma sorpresiva y le dan paso a la memorable ‘Soul Meets Body’.
Para cerrar con broche de oro, Ben Gibbard regresa al piano y entrega ‘Transatlanticism’, una de las canciones más bellas y atmosféricas de su carrera. Una que otra lagrimita recorre diferentes mejillas y en el aire queda la idea de que la banda debería regresar para un show más íntimo.
Pese a que llevo pocas horas en el festival, el frío y la falta de orientación a la hora de ver el mapa hacen que empiece a perder fuerza. No hago mucho esfuerzo por ver a NIN pero aún así lo logro. Por segunda vez en mi vida, compruebo que es una banda legendaria y que tiene grandes fans. Sin embargo, jamás he logrado conectar muy bien con el proyecto de Trent Reznor.
Después de algunos minutos, regreso al escenario Corona Light, me coloco en una de las esquinas y mi corazón se acelera. New Order salta a escena en una imagen que jamás imagine, pero ahora tampoco podré olvidar.
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La magia detrás de New Order |
‘Singularity’ y ‘Regret’ arrancan la noche y mi mirada no deja de seguir cada paso de Bernard Sumner. Por supuesto, también sigo a Stephen Morris, baterista desde la era de Joy Division y Gillian Gilbert, la tecladista que ha estado en casi toda la trayectoria de New Order.
‘Disorder’ de Joy Division suena y todos perdemos el control. Cantamos y abrimos un mundo lleno de posibilidades respecto al setlist de esta noche. Las apuestas aumentan pues NO parece tener la intención de repasar todo su catálogo de éxitos.
‘Your Silent Face’ con todo y su incondundible entrada’ choca directo en los recuerdos de miles de presentes. Muy poco después, ‘Bizarre Love Triangle’ hace que el CC explote de felicidad. Se trata de una de las mejores canciones de la historia en una versión que supera toda expectativa.
El frío no se siente, la gente baila y hasta se quita sus abrigos. Sin mucha interacción y movimientos ligeros, Bernard y compañía se ganan el corazón de todo mundo. ‘The Perfect Kiss’ y ‘True Faith’ no son olvidadas y ahí me dos cuenta de dos cosas. La primera es que cada canción cuenta con una memorable introducción que le da un sentido muy puntual a cada tema. La segunda cosa que descubro es que mi pie no ha dejado de moverse en toda la presentación.
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Joy Division como headliner |
‘Blue Monday’ provoca que muchos saquen sus celulares y capturen tan importante momento. Mismo caso para ‘Temptation’ y su coro ideado para interpretarse en estadios y escenarios grandes.
La banda británica desaparece pero algunos saben que todo será por algunos minutos. Bernard ya con una camisa y no sudadera, regresa al micrófono. Tras ofrecer unas breves palabras, ‘Love Will Tear Us Apart’ suena con toda su tristeza. Sin embargo, la vida es extraña y todos cantan con sonrisa en la boca pese a que la letra aborda un pasaje bastante oscuro de la vida de Ian Curtis.
Corona Capital, nos vemos en 2019 |
Con el letrero de «Joy Division por siempre», considero que es el verdadero final de la edición 2018 del Corona Capital. Así que camino en dirección contraria al escenario en el que Imagine Dragons se está presentando. Primero voy feliz pues creo que seré de las pocas personas que abandonan el inmueble. Mi sorpresa es que salen miles de personas y no logro entender si es porque no les gusta Imagine Dragons o como yo, ya están cansadas gracias al paso de la edad.
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En fin, salgo y mientras no me hace sentido que una chica esté comprando una sudadera de Imagine Dragons en vez de ver a la banda que aún tiene más de 40 minutos de show, me adentro a la eterna cruzada por encontrar transporte de regreso.
Fotos de portada: Instagram.com/daviddbarajas
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