Fui al concierto de Pixies en el Zócalo y la pasé terrible | Digitall Post : Digitall Post
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Fui al concierto de Pixies en el Zócalo y la pasé terrible

Fui al concierto de Pixies en el Zócalo y la pasé terrible

Me considero fan de muy pocas cosas en la vida. Pienso que para ponerte ese título, debes saber todo sobre dicha banda, película, serie, etc. Disfrutar todo y sufrir cada vez que algo sale mal. Me gusta Pixies desde hace muchos años, creo que desde la época en la que la música indie de finales de los ochenta y todos los noventa invadía cada GB de mi iPod. Sin embargo, no disfruto todo el catálogo de la banda y tampoco soy fan.

Le fallé a la música |

Aún así, hasta ahora había tenido la fortuna de ver a Black Francis y compañía en acción dos veces. La primera me impactó y me dejó alucinando por días. La segunda vez, disfrute mucho de la noche y sin duda, varios días después seguía escuchando mis canciones favoritas de aquella noche.

Cuando se anunció su regreso a la CDMX, no hice el mayor esfuerzo por conseguir boletos pues había otros shows que robaban mi atención. Sin embargo, desde el momento en el que se destapó como headliner de la Semana de las Juventudes 2018, supe que vería a la banda por tercera vez.



Los conciertos masivos me gustan, más no me encantan. Casi siempre trato de vivir toda la experiencia, pero llega una edad en la que trabajar toda la semana te deja tumbado un sábado por la tarde viendo Netflix todo el día. Así es, le fallé a la música y tomé el metro a las 21:00 horas del sábado.

 

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Bajo una estación antes del Zócalo y prácticamente eran las 21:30 horas, por primera vez, agradecí que un concierto se atrasara alrededor de 20 minutos. A lo lejos no se escucha ninguna guitarra ni la voz tan potente y particular de Black Francis. De repente veo que mucha gente camina con dirección al metro y pienso, «¿habrán cancelado y no lo supe?»

Pixies por tercera vez |

Sigo caminando y veo más gente de la que esperaba. Pienso que será una gran noche y por suerte, entró por el acceso más cercano al escenario. Estoy del lado derecho de la banda y trato de irme un poco más atrás para no estar tan en la esquina. Elijo un lugar que creo ideal y Pixies salta a escena. Sin saludar, la batería, la guitarra y el bajo hacen una intro que dura tanto que me desespero. Mi atención se fija entre el público y me empiezo a incomodar. Alrededor de mí, hay un grupo de amigos que están orgullosos de gritar a los cuatro vientos que metieron un montón de cerveza. Mientras esquivo el pasar de latas y latas, olvido que Pixies ya está en la tercer canción.

Bueno, eso y que el audio lo siento demasiado bajo. De hecho, parece que el vocalista de camisa negra y lentes del mismo color suelta toda su voz sin lograr detonar la adrenalina debido a que el audio está muy bajo.

‘Monkey Gone to Heaven’, ‘Caribou’ y ‘Hey’ entran en paquete y el público se anima bastante. Sobretodo con la primera de esta tercia. Los teléfonos se asoman y entre el público se escucha una que otra voz.

A la brevedad, de nuevo se siente el silencio mientras la banda explora clásicos como ‘Bone Machine’ y temas poco conocidos en México. Algunas chicas bailan y se emocionan con cada canción, pero a la hora de cantar, empiezan a hablar de cualquier tema para evitar el oso de no saberse la letra. Así, su conversación se escucha más que ‘Ed is Dead’ y ‘Nimrod’s Son’.

De conciertos gratuitos y videos virales |

En las terrazas que rodean la plancha del Zócalo hay gente viendo el concierto. Algunos beben, otros toman fotos para mandar por WhatsApp y un tipo recibe placer cortesía de la boca de una chica que está de rodillas. Todo esto mientras Pixies explora un enorme setlist en el que se incluye ‘Here Comes your Man’. De nuevo, se escucha uno que otro coro por parte del público pero no más.

 

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A estas alturas ya me cambié de lugar pero estoy en uno peor. Tres personas parecen estar en un reto en el que deben fumar un cigarro por canción. El olor me empieza a incomodar y trato de ignorarlo. Cruzo los brazos y alguien me dice, «carnal, no me muevas». Volteo y alguien está mezclando una botellita de tequila en un refresco de litro y medio.

Suena ‘Tony’s Theme’ y ‘Dancing the Manta Ray’ y reparo en que no he puesto mucha atención al concierto pues no me había percatado que el audio ya está en buen volumen. Y es que, en la sección en la que me encuentro, nadie hace caso al concierto, todos se enfocan en beber, fumar y hablar de cosas sin sentido.

Conforme pasan las canciones, mucha gente va saliendo de la plancha del Zócalo. Incluido un tipo que grita, «malditos gringos ya váyanse, aquí es México y el punk está muerto».

Final inesperado y memorable |

Por mi mente cruza la idea de regresar a mi cama y seguir viendo Netflix. Decido salirme de la plancha pero aprovecho que los alrededores están cerrados para ver el concierto desde más lejos.

Pixies no ha dicho palabra alguna durante todo el concierto pero eso deja de importar cuando ‘Debaser’ y ‘Wave of Mutilation’ suenan. Canto, sonrío y vuelo a disfrutar del concierto. Incluso me acerco algunos pasos. Junto a mí, veo a gente desesperada, viendo el reloj y con ganas de irse. Me extraña que no se emocionen con ‘Tame’ ni ‘Gigantic’.

 

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La banda da tres o cuatro palabras de despedida y las luces se apagan. Yo camino rumbo a Madero feliz por el cierre pero mucha gente se queja y chifla. Todos parecen esperar algo, tal vez lo único que esperaban de esta noche.

Más allá del final |

Nadie saba si estaba planeado o fue «por obligación», pero Pixies regresa por una canción más. Así es, los celulares se levantan y ‘Where is my Mind?’ suena igualita a la versión de estudio. Bueno, sólo que en una versión recortada.

Aún así, todos parecen felices y una chica dice, «valieron la pena mis 20 pesos de pasaje». ¿De verdad? Siento feo al saber que después de varias visitas a México, Pixies siga siendo sinónimo de una sola canción.

Pd. Algunos amigos me contaron que hasta adelante se vivió el concierto de otra forma. En ese momento, desee no haberle fallado a la música y llegar varias horas antes para tener un lugar más cercano al escenario.

 

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Imagen: Instagram.com/zocalodigitalmx

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