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8 sitios para gozar del Centro Histórico desde lo más alto

8 sitios para gozar del Centro Histórico desde lo más alto

Ir de paseo al Centro Histórico es como sumergirse en la diversidad y el alma de la Ciudad de México. La gente, los colores, los autos, los espectáculos callejeros y todo lo que ofrece una caminata de esta naturaleza es maravilloso.

Pero llega el momento en el que todo esto se vuelve agotador también. Por eso aquí tienes una lista sobre ocho sitios obligados para conocer una perspectiva diferente del «corazón de la ciudad» al apreciar todo desde lo más alto y, al mismo tiempo, más de su historia.

La terraza del Museo del Estanquillo

El Museo del Estanquillo fue fundado en 2006 y se encuentra en una esquina icónica en el Centro Histórico, justo en el entronque de las calles Isabel La Católica y Francisco I. Madero.



El edificio que alberga al museo se llama La Esmeralda y fue inaugurado en 1982 como una joyería. El Museo del Estanquillo ofrece tres salas de exhibición donde muestra temporalmente las colecciones de Carlos Monsiváis .

Además, tiene una sala de lectura y dos mil libros con temática especializada. En su terraza se realizan también presentaciones editoriales y actividades culturales.

Centro Cultural España en México

Este lugar es una gran opción para relajarte en medio del bullicio capitalino. Cuenta con mediateca y salas de lectura, además, ofrece conciertos y exposiciones. La entrada es gratuita.



El Campanario de la Catedral Metropolitana

Subir a conocer el Campanario es una de las actividades de ley para cualquier citadino o turista. Desde este sitio, además de poder disfrutar de una impresionante vista, también conocerás datos sobre la Catedral, incluso sabrás la edad de las campanas o el peso de cada una de ellas.

Hay visitas guiadas los siete días de la semana y el costo es prácticamente un regalo. Si quieres conocer más puedes ingresar a esta página: Catedral Metropolitana de México.

Café Don Porfirio

Este café está ubicado justo enfrente del Palacio de Bellas Artes y ofrece una vista única. Es de los sitios más famosos para disfrutar desde las alturas al Centro Histórico, por ello la espera para gozar de un buen rato aquí suele ser un poco larga.

Sin embargo, realmente vale la pena entrar a relajarse mientras bebes lo que más prefieras y comes un rico pan.

Mirador de la Torre Latinoamericana

Este edificio ofrece mucho más de lo que crees. El acceso al Mirador tiene un costo de 100 pesos para adultos y 70 pesos para niños o con credencial de adulto mayor. La visita al Mirador te incluye el acceso al Museo La Ciudad y la Torre a través de los siglos.

Y para cuando te canses de admirar Bellas Artes y la ciudad desde esta impresionante altura tienes la opción de visitar el Museo del Bicentenario o el de la Ciudad de México, también puede entrar al Restaurante Bar Miralto, a la cafetería de la torre y a su tienda, todo dentro de la «Latino».

Downtown México

La terraza de este hotel es una enorme opción para disfrutar de algo tranquilo cuando empieza a caer la noche. Buena música, tragos coquetos, alberca y la gran vista son la forma más relajada de pasar el rato si te cansaste de caminar.

Restaurante Bar El Mayor

Un lugar para probar la comida tradicional donde, como dicen en su página es «un espacio en el Centro Histórico para deleitar los 5 sentidos».

Puedes subir sin costo alguno y disfrutar de las ruinas del Templo Mayor como en ningún otro sitio y ya estando ahí quizás decidas quedarte un poco más en el restaurante o en su cafetería.

Gran Hotel de la Ciudad de México

Este sitio cuenta con su restaurante bar terraza y presumen de tener «la vista más espectacular y romántica del Centro Histórico». Desde aquí puedes apreciar una vista panorámica del Zócalo, el Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana.

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Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 6 días

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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