Con cámara en mano, feministas promueven un "nopor" alternativo : Digitall Post
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Con cámara en mano, feministas promueven un «nopor» alternativo

Con cámara en mano, feministas promueven un «nopor» alternativo

 

* Directoras feministas de cine porno aseguran haber creado un cine para adultos más ético, diversificado y más igualitario, el cual puedan utilizar como un instrumento de emancipación política y sexual

 



Que el sexo sea ético, diversificado y más igualitario es la meta que se han impuesto unas directoras feministas de cine porno, que pretenden utilizarlo como un instrumento de emancipación política y sexual frente a las producciones en masa gratuitas y estereotipadas que abundan en la red.

Ni pechos llenos de silicona ni macho alfa: en general más realistas, las escenas sexuales entre los protagonistas, de físicos y géneros variados, están basadas únicamente en el consentimiento.

Los primeros pasos de esta corriente se remontan a los años 1980 en Estados Unidos. Pero ahora, adopta un nuevo aire ante la ingente cantidad de videos de baja gama que pueblan internet y el debate que estos suscitan, por el impacto que pueden tener en la sexualidad, especialmente de los jóvenes.

«El porno feminista se inscribe en una suerte de combate contra la misoginia en el mismo terreno y con las mismas armas que el X ‘mainstream’. Reapropiándose del medio pornográfico, proclama: no vamos a dejar esto únicamente en manos de los hombres», explica a la AFP la directora francesa y exactriz Ovidie, de 38 años, que hace poco asistió a un festival especializado en el sector en Berlín.



Los filmes tradicionales para adultos «siempre siguen el mismo tipo de coreografía con casi siempre los mismos roles para cada género: los hombres siempre dominan a las mujeres», agrega Ovidie, que abandera el movimiento en Francia.

En sus «Historias de sexo(s)» o «X-Girl contra Supermacho», las mujeres ya no quedan relegadas al estatus de objetos. Al contrario, deciden cómo suceden las cosas.

Porno feminista, no femenino

Para ser «feministas» y no «femeninas», un término criticado por esas militantes, pues designaría una sexualidad específica de las mujeres, estas producciones deben cumplir con varios requisitos.

Además de la representación de los deseos «de todos los sexos», incluidos los hombres, «únicamente reducidos a su pene en el porno» tradicional, los protagonistas deben tener «físicos y culturas variadas», según la lingüista alemana y especialista en el movimiento Laura Meritt.

En estas producciones, se añade un enfoque educativo, con la utilización obligatoria del preservativo, y ético, al ofrecer «condiciones de trabajo basadas en el consentimiento donde todo el mundo puede decidir si realiza o no ciertas prácticas», precisa.

La realizadora estadounidense Jennifer Lyon Bell, graduada de Harvard de 49 años, lanzó en 2004 la empresa «Blue Artichoke Films», especializada en la producción de películas «que pintan la sexualidad de una manera emocionalmente realista».

Además, defiende el «feminismo pro-sexo», aparecido en Estados Unidos hace casi cuatro décadas, según el cual la sexualidad es el terreno en el que las mujeres deben ganar su emancipación.

Frente a esto, otra corriente feminista, abolicionista, denuncia la mercantilización y el compromiso con la industria del sexo.

«He tenido pocas relaciones con la industria mainstream. Los festivales y los modos de ingresos son diferentes, son círculos que se cruzan muy pocas veces», responde Lucie Blush, realizadora francesa de 30 años.

Para el sector, que no considera «esas producciones como competencia» suya, el mercado todavía no es suficientemente lucrativo porque «las mujeres difícilmente deciden ver X», según Grégory Dorcel, gerente de Marc Dorcel, uno de los líderes del cine X mundial.

¿Subvenciones públicas?

¿Tiene esta corriente un verdadero potencial comercial frente a las producciones masivas gratuitas?

Desde 2006 se celebran en todo el mundo festivales dedicados a este género. El mayor de Europa, que tiene lugar en Berlín, congregó este otoño a 10.000 visitantes.

Pero estas producciones pornográficas «éticas» siguen siendo «una gota en el océano del porno» en línea, matiza Camille Emmanuelle, periodista y escritora especializada en temas de sexualidad.

A falta de difusores, su modelo reposa en un sistema de abono, aunque «la gente, y sobre todo los jóvenes, están acostumbrados al porno gratuito».

En este contexto, algunos poderes públicos han empezado a apoyar al sector.

El Instituto sueco del Cine apoyó en 2009 y de forma pionera una serie de doce cortometrajes realizados por feministas y producidos por Mia Engberg.

En Alemania, los socialdemócratas de Berlín, que codirigen la ciudad, propusieron incluso que estas producciones sirvan de apoyo educativo para los jóvenes.

«Sería formidable que esta pornografía alternativa, que muestra el sexo de forma diferente, pudiera ser de fácil acceso y gratuita, como el X clásico», apunta Ferike Thom, responsable del SPD berlinés y autor de la propuesta.

 

Información: AFP     Imagen: Pxhere

 

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