
PARÍS, Francia.- Cristián Molina nunca había salido de Chile ni se había subido a un avión. Se dedica a vender sus piezas de orfebrería a los turistas en la calle, pero su talento llamó la atención del gobierno, que lo seleccionó para asistir a la Bienal de Artesanía de París.
«Yo vendo mis trabajo en la calle, entonces imagínate lo que significa para cualquier ser humano vender mis piezas a los turistas y un día estar en el suelo, con el riesgo de que los policías me echen o no me dejen vender, a estar aquí», contó este artesano.
Las piezas de Molina, joyas que mezclan cobre con maderas nativas chilenas y que rescatan la tradición del pueblo mapuche con formas geométricas y relieves, se exponen desde este jueves hasta el 8 de mayo en la sala del «Gran Palais», bajo su monumental claraboya, a dos pasos de los Campos Elíseos.
«Hoy nosotros logramos meter a artesanos, artistas y diseñadores en un sólo espacio. Es la primera vez que se logra», dijo a la AFP el ministro de Cultura de Chile, Ernesto Ottone, que acompañó a la delegación de su país, invitado de honor de la bienal «Révélations 2017».
Molina comenzó como diseñador gráfico en el mundo de la publicidad pero la vocación lo llamó a convertirse en orfebre.
«Yo pensé que esto nunca me iba a pasar y que si me pasaba iba a ser cuando fuera mucho más anciano, no a mis 43 años», contó tras la inauguración de la bienal.
Detrás, hay un conjunto de políticas públicas para dar a conocer el trabajo de los artesanos, que incluyó una rigurosa selección.
Como invitado de honor, Chile expone obras de 24 creadores en una instalación creada por la artista y curadora Nury González.
«Lo pensé como es Chile: una angosta y larga franja de tierra «, dijo.
Sobre una reproducción de la cordillera de los Andes reposan piezas de orfebrería mapuche, esculturas hechas con pelo de caballo y en uno de los muros opuestos se exhibe una exposición de estructuras hechas de cochayuyo, un alga fibrosa y flexible.