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El arte mexicano que viajó a varios países

El arte mexicano que viajó a varios países

CIUDAD DE MÉXICO,- El arte mexicano tuvo la oportunidad de viajaar a varios países desde los Códices mexicanos en Medio Oriente, arte Maya en Alemania; arte moderno mexicano en Filadelfia; obras de José Luis Cuevas en París y de Frida Kahlo en Brasil, destacan en las exposiciones que este 2016 representaron a México en el extranjero.

La Biblioteca y el Museo Nacional de Irán; el Palacio de la Gran Guardia de Verona, en Italia; el Grand Palais de París; el Instituto Cultural de México en París y el Museo de Arte de Filadelfia, abrieron sus puertas a las distintas manifestaciones del arte mexicano.

También, el Caixa Cultural de Brasilia, en Brasil; el Instituto Tomie Ohtake den Sao Paulo; el Hangaram Design Museum del Seoul Arts Center; Museo Fabergé de San Petersburgo, Rusia; la Galería Shiseido, en Tokio, Japón y la Galería de Arte de Nueva Gales del Sur en Australia.



Las exposiciones que presentó México en el extranjero provocaron largas filas, como fue el caso de “Frida Kahlo. Conexiones entre mujeres surrealistas en México”, en la Caixa Cultural de Brasilia, que rompió récord al recibir 94 mil visitantes hasta el pasado 5 de junio.

La muestra más grande organizada en Brasil sobre Frida Kahlo, reunió 30 obras de la artista, entre éstas seis de sus famosos autorretratos, así como un centenar de obras de otras 14 artistas mujeres que tenían relación personal con México y el surrealismo.

Además el público pudo observar ropa, accesorios, documentos, registros fotográficos, catálogos e informes, artículos que ayudaron a medir el impacto causado por la artista en el mundo.

En su itinerancia por ese país sudamericano, la exposición logró cifras históricas de asistencia, tanto en Sao Paulo, en el Instituto Tomie Ohtake, como en la Caixa Cultural de Río de Janeiro, donde asistieron 600 mil personas en cada uno.



Continuando con el itinerario de la pintora, en mayo de este año, Corea del Sur se deleitó con las obras de Frida Kahlo y Diego Rivera, de la colección del Museo Dolores Olmedo de México, en el Hangaram Design Museum del Seoul Arts Center.

La muestra “Frida Kahlo & Diego Rivera” estuvo integrada por 30 óleos y dibujos de Rivera y 26 cuadros de la pintora, entre ellos “La columna rota”, además de 140 fotografías que revelan testimonios de la vida de ambos artistas.

En Sydney, Australia, “Frida y Diego” de la colección Jacques y Natasha Gelman, se presentó en la Galería de Arte de Nueva Gales del Sur.

La muestra exploró la vida y el arte de dos de los artistas más famosos del siglo XX e incluyó autorretratos y dibujos de Frida Kahlo, así como pinturas sobre lienzo de Diego Rivera.

En tanto, la Galería Shiseido, en Tokio, Japón, exhibió “Frida Is”, de la fotógrafa Miyako Ishiuchi, quien presentó sus impresiones tomadas en 2012 de las pertenencias de Frida Kahlo en la Casa Azul de Coyoacán.

La obra artística de Frida también estuvo este año, y por primera vez, en Rusia, donde el Museo Fabergé de San Petersburgo resguardó 34 obras entre pinturas, litografías y dibujos, provenientes del Museo Dolores Olmedo.

“Mayas, el lenguaje de la belleza” llegó este año al Museo Martin-Gropius-Bau, en Berlín, Alemania, como parte de las actividades del Año Dual México-Alemania.

En total se presentaron 300 piezas provenientes de más de 20 museos de los cinco estados que comprenden el área maya en México: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Por primera vez se mostró en el extranjero fragmentos de textiles arqueológicos extraídos del Cenote Sagrado de Chichén Itzá.

En la sede de Berlín, los visitantes apreciaron una recreación de la ofrenda funeraria de un joven de Oxkintok, Yucatán, con piezas originales como la máscara de pectoral de concha que representa el rostro de una tortuga, vasos, y espátulas de hueso y una aguja con inscripciones glíficas que hacen referencia al portador de la misma.

Las piezas corresponden al periodo Clásico Tardío (600–900 d.C.), y se hallaron durante las excavaciones de Ricardo Velázquez, en 2001. El joven de Oxkintok fue un noble adolescente, cuyo entierro se localizó junto a una ofrenda excepcional en el interior de la Tumba 8 de la Estructura CA-14 sub del grupo Ah Canul.

En Medio Oriente, de manera específica en la Biblioteca y el Museo Nacional de Irán, este años se presentó una selección de 20 códices mesoamericanos y coloniales en edición facsimilar de manera simultánea.

Calificada como emblemática, al ser la primera ocasión en que documentos vinculados a la época prehispánica pudieron ser apreciados en dicha región del mundo, la exposición incluyó dos juegos compuestos por 10 facsímiles, de códices como el Azoyú, que narra la evolución de los linajes Tlapa-Tlachinollan y Yoallan (ubicados en parte del actual estado de Guerrero).

Mención aparte es el Códice Boturini o Tira de la Peregrinación, fundamental para entender el recorrido de los nahuas-chichimecas desde la ciudad de Aztlan hasta el establecimiento de su imperio en Tenochtitlan. También destaca por ser una copia fiel del lienzo del siglo XVI, publicada en 2015 por el INAH en un soporte de papel amate de 5.42 metros de largo por 20 centímetros de ancho, resultado del trabajo de artesanos de la comunidad de San Pablito Pahuatlán, Puebla.

La mayor exposición de arte mexicano del siglo XX, llegó este 2016 a la ciudad de París, en el histórico Grand Palais de París, bajo el título “México 1900-1950. Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco y las vanguardias”, compuesta por 203 obras maestras de artistas mexicanos.

La exposición incluyó pinturas, esculturas y fotografías realizadas por 64 artistas mexicanos, entre ellos Diego Rivera, Frida Kahlo, Siqueiros, Orozco y el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo, así como otros artistas menos conocidos.

Las obras acapararon dos plantas del edificio histórico construido para la Exposición Universal de 1900 de París, por lo que es considerada como la colectiva más importante del arte mexicano expuesta en ese lugar desde 1953, y la mayor de pintura de artistas de México exhibida en la “Ciudad Luz” en toda la historia.

En esa misma ciudad, el “Erotismo y nostalgia en París”, del laureado artista plástico José Luis Cuevas, llegó al Instituto Cultural de México, ubicado en el corazón artístico de aquella ciudad.

José Luis Cuevas regresó a la “Ciudad Luz” con una exposición “inédita”, procedente de la colección privada de su hija Mariana, integrada por medio centenar de piezas.

Arranca y termina con dos grabados de gran valor sentimental para su propietaria, ligados a la vida de la familia del artista y que abarcan el periodo de 1962 al año 2000 del dibujante, grabador, escultor y escritor, nacido en la Ciudad de México en 1931.

El acervo particular de una de las tres hijas de Cuevas, que conforma una de las exposiciones más importantes de los últimos tiempos del instituto ubicado en el céntrico barrio de moda parisino del “Marais”, incluye 155 obras gráficas, litografías, serigrafías y grabados, así como algunas fotografías de Cuevas tomadas por el cubano Jesse Fernández y documentos de los fondos históricos de la embajada de México en Francia.

Este 2016, la ciudad de Filadelfia recibió la exposición “Pinta la Revolución: el Arte Moderno Mexicano 1910-1950”, uno de los proyectos culturales más importantes de los últimos años, realizada en conjunto por el Museo del Palacio de Bellas Artes y el Museo de Arte de esa ciudad estadounidense.

Tras cuatro años de trabajo, se creo una de las exposiciones más completas del arte moderno mexicano presentadas hasta ahora, y que muestra la evolución de la plástica mexicana en la época postrevolucionaria.

Para ello, viajaron obras de Saturnino Herrán, Alfredo Ramos Martínez, María Izquierdo, Frida Kahlo, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, entre otros artistas mexicanos reconocidos internacionalmente, cuya obra ha permitido la mejor comprensión del México en el mundo.
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Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 1 mes

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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