"En América Latina, los autores más interesantes son los argentinos": Jorge Herralde | Digitall Post : Digitall Post
Cultura

«En América Latina, los autores más interesantes son los argentinos»: Jorge Herralde

«En América Latina, los autores más interesantes son los argentinos»: Jorge Herralde

El español Jorge Herralde, célebre editor de Anagrama, afirma que la cultura se ha banalizado pero aún quedan reductos de resistencia. Al final, Jorge Herralde dará una fórmula que habla de lo que ha hecho. ¿Qué tiene que hacer un editor literario? «Construir un catálogo que de confianza?» ¿Qué le recomienda a un lector en esta inmensidad de libros? «Que se fije en los catálogos de las editoriales literarias; donde haya encontrado libros que lo hubieran sorprendido, que siga la senda del agradecimiento».

Eso: un catálogo que dé confianza, autores reunidos por un sello, la idea de que si esta editorial publicó a uno que es bueno y a otro que es bueno, el tercero lo será. Eso lo supo hacer bien Jorge Herralde con Anagrama, la editorial española que sacó sus primeros libros en 1969 en pleno franquismo. Allí se publicaron, en castellano, los libros de Patricia Highsmith, Martin Amis, Julian Barnes, Claudio Magris, Oliver Sacks. Y también Roberto Bolaño, Enrique Vila Matas, Carlos Monsiváis, y, entre otros, los argentinos Martín Caparrós y Alan Pauls. Lo suyo es eso: una editorial mediana con un nivel parejo.

Pero su catálogo no lo defendió del viento de la concentración. En 2010 Herralde -nacido en España en 1936, cuando empezaba la Guerra Civil- le vendió su editorial a una más grande, la italiana Feltrinelli. Con el compromiso de que él seguiría al frente por unos años. Esos años terminan en diciembre: Herralde dejará de ser el DIrector General de Anagrama y pasará a ser su presidente «pero no honorario, activo». La editorial, sin embargo, ya no será suya.



El entusiasmo, sin embargo, lo tiene intacto. Por eso cruzó el charco para presentar, en la Feria del Libro, a tres de sus autores: Mariana Enríquez -con los cuentos de Las cosas que perdimos en el fuego-, Martín Kohan -la novela Fuera de lugar-  y Federico Jeanmaire -Tacos altos-. Casi no vio la feria el sábado pasado, llegó para el acto. Pero hablará enseguida de la nueva literatura argentina. Entusiasmo.

-¿Sigue teniendo la ilusión del próximo libro?

-Una ilusión confirmada por los tres autores argentinos que he presentado en la feria. El libro de Mariana Enríquez ha sido recibido por la prensa española como una inesperada obra maestra y está vendiéndose bien, que para una autora argentina desconocida es casi un milagro. Presenté también el de Federico Jeanmaire, que es delicioso y el de Martín Kohan, quizás la mejor novela de Martín, que  es mucho decir.

-En el panorama de autores de America latina y España ¿hay países especialmente dinámicos?



-En América latina hoy Argentina es el país más interesante. En España hay una serie de escritoras, como Marta Sanz y Sara Mesa. No puedo mentir, lo refleja el catálogo de Anagrama.

-Los editores suelen hablar con nostalgia de las grandes tiradas de años atrás. ¿Todo tiempo pasado fue mejor en la edición?

-Fue distinto. En España la época de esplendor coincidió con la burbuja económica, a principios de los 90. Con autores muy literarios como Javier Marías hacíamos tirajes de 100.000 ejemplares, cosa impensable hoy.  Ahora con una tercera o cuarta parte estaría satisfecho.

-Se comentaba que hay una baja en la venta de los grandes best sellers.

-En España ha habido una crisis muy fuerte del consumo, en parte por la crisis global, en parte por las nuevas tecnologías. Y la cultura en España ha estado muy desamparada por el gobierno del Partido Popular. Eso ha afectado mucho al best seller.

-¿El papel del Estado es muy importante en el sostén de la cultura?

-Es muy importante, siempre que no se maneje de una forma parcial. La cultura en muchos casos es deficitaria, y sobre todo la educación.

-¿Por qué el Estado debe sostener la industria editorial?

-¡Hombre! ¡Los valores de la cultura son fundamentales para un país!

-¿Hay dos modelos de lectores, uno de los grandes «tanques» y otro de literatura?

-Sí, es clarísimo. Un lector de tanque es más entretenimiento y para un lector de literatura es una cosa más vital, más importante para su vida. ¿Me he puesto un poco solemne?

-Un poco. ¿Eso es más acentuado con los libros que en el cine o con las series? La gente que ve películas de culto también ve tanques y las series las mira gente muy diversa.

-En las series muchas veces está el mejor cine. Lo que pasa es que hubo un adelgazamiento cultural y un triunfo de la banalización. Se ve en las listas de best sellers. En Estados unidos es difícil encontrar en las listas a un autor de ficción literaria. Los grandes nombres como Philip Roth o Susan Sontag o Richard Ford no están en las listas. Todo está compado por las Sombras de Grey, La chIca del tren, esas cosas. Ha habido una banalización global de la cultura. Y quedan reductos de resistencia.

-Algunos grandes best sellers salieron de plataformas de autoedición. ¿Qué piensa?

-Muchos son una cosa de vanidad, de expresarse ante el mundo. Siempre hubo editoriales específicamente dedicadas a este tipo de ediciones que pagaba el autor. No es imposible que salga de allí algún buen autor pero estadísticamente es algo remoto. En la editorial recibimos miles de manuscritos al año. De esos, sin temor a equivocarse, el 95 por ciento se puede descartar leyendo una página o dos. Sospecho que muchos textos de autoedición serían descartados por editoriales literarias. Aunque hay muchos casos de grandes libros rechazados, los editores no somos precisamente infalibles.

-Se rechazó Harry Potter.

-Yo no lo rechacé porque no me llegó, pero tal vez lo hubiera rechazado.

-¿Ya no hay más grandes autores populares y de calidad, como lo fueron José Saramago, Gabriel García Márquez?

-En España se ha producido un caso muy interesante de un autor seguramente desconocido aquí, Rafael Chirbes. Fue un autor muy bueno que en los momentos de la burbuja económica hacía una literatura muy crítica. Tuvo excelentes reseñas pero era una literatura a contrapelo de una sociedad muy satisfecha artificialmente.Y el triunfo le llegó sin haber abdicado de su literatura incómoda. Triunfó conCrematorio, la novela profética del pinchazo de la burbuja. Tuvo gran popularidad porque conectaba con los Indignados. Y la última, En la orilla, contaba la devastación que supuso esto para la gente y para el país. Curiosamente, un libro antibestseller se convirtió en un best seller, ganó el premio de la crítica, ganó el premio nacional.

-¿Quién lo publicó?

-Naturalmente, Anagrama.

con información de El Clarín/Patricia Kolesnicov

jcrh