BERLÍN,- Debido a los recientes atentados en Baviera, Alemania, el tradicional brindis por un transcurso pacífico de la Oktoberfest en Munich, la mayor fiesta de la cerveza en el mundo, adquiere un significado especial ante las fuertes medidas de seguridad.
El alcalde de Múnich, Dieter Reiter, realizó el tradicional brindis este sábado al inaugurar la Fiesta de la Cerveza, en la que los organizadores esperan la presencia de seis millones de visitantes a lo largo de las poco más de dos semanas de celebración hasta el 3 de octubre próximo.
Sin embargo, los hoteles no están tan llenos como suele ser habitual en estas fechas y mucho siguen dudando si acudir o no a la fiesta, ante la creciente inseguridad en todo el mundo y en especial en el estado federado de Baviera.
Esta entidad alemana se vio también golpeada por la ola de atentados que sacuden el mundo: desde la Oktoberfest pasada, París, Bruselas y Niza fueron víctima de brutales ataques con numerosas víctimas, que después siguieron en Múnich, en la localidad de Ansbach, también en Baviera, y en un tren regional en Alemania.
Sucesos que como no podría ser de otro modo, tendrán repercusiones en esta fiesta de la cerveza, que se celebra en la emblemática explanada de Theresienwiese. La policía de Múnich ha intentado transmitir una sensación de seguridad: “Todos los visitantes pueden sentirse seguros”, dijo el vicepresidente de la Policía, Werner Feiler, el miércoles pasado durante la presentación del plan de operaciones y seguridad para el evento.
Habrá más policías y habrá también más cámaras de video, no se permitirá la entrada con bolsos o mochilas grandes y se controlará el acceso a las carpas sólo por accesos fuertemente controlados por las fuerzas de seguridad.
Será la primera vez en los más de dos siglos de historia del evento, que se utilizarán vallas completamente: las móviles pensadas en un principio para proteger a la gente de las aglomeraciones servirán ahora para limitar el acceso y posibilitar los controles. Pero además, la policía insiste en que no hay ninguna pista que indique un peligro o amenaza concreta, aseguró.
En total, 600 policías vigilarán el complejo del evento de unas 30 hectáreas, unos 100 más que en los años previos, el número de cámaras pasará de 19 a 29. En toda la ciudad habrá 450 efectivos del orden, unos 200 más que el año pasado.
Pero la seguridad no sirve sólo para evitar atentados, sino también para combatir otro delito que preocupa especialmente en Alemania desde la pasada noche de Fin de Año en Colonia, cuando decenas e incluso centenares de mujeres fueron víctimas de acoso y ataques sexuales.
Flirtear y buscar una aventura es algo muy común en la Fiesta de la Cerveza, donde, sin embargo, también cada vez con más frecuencia se registran casos de ataques, en muchas ocasiones aprovechando el estado de embriaguez de las víctimas.
Para evitar esos asaltos, a veces muy bien planeados de tal forma que los atacantes rodean a los funcionarios para neutralizarlos antes de actuar, las cámaras desempeñan un papel especial. “Se han instalado de forma que queden los menos espacios posibles sin vigilar”, aseguró el portavoz de la policía, Marcus da Gloria Martins.
También servirán para sorprender a posibles ladrones que aprovechan las multitudes para actuar.
El año pasado se denunciaron 26 delitos sexuales en el complejo, frente a los 23 de 2014 y los 32 de 2013. Los autores no tienen un perfil definido, según la policía, sino que proceden de todo el mundo, como los millones de visitantes. En relación al número de visitantes, la policía considera que el porcentaje de delitos es muy bajo y que en la fiesta impera el buen humor y la fiesta.
Pero Kristina Gottlöber, una de las creadoras de una iniciativa de apoyo a mujeres creada en 2003, alerta de que muchas agresiones quedan sin denunciar. Diversos estudios muestran que sólo se suele denunciar en torno al 10 por ciento de los casos.
Unas 200 mujeres acudieron en 2015 a la organización, muchas de ellas confusas tras perder a su grupo u olvidar su hotel, algo que las hace vulnerables a los agresores, explica Gottlöber.
Al otro lado de la moneda, existe también una acción que apela a los hombres al buen comportamiento. “Pedimos un comportamiento positivo”, explica Birgit Treml, de la organización Condrobs responsable del proyecto “Wiesn Gentleman”. Otras de las novedades de este año: no habrá atracciones móviles en el recinto y además de la bebida se ampliará la oferta gastronómica, especialmente con ofertas para veganos. Habrá un puesto de yogurt de diversas variedades, incluso con leche de soya para que lo puedan disfrutar los veganos.
El objetivo: disfrutar sanamente de toda una “fiesta dionisíaca”, como la calificó la psicóloga Brigitte Veiz en su estudio sobre la Oktoberfest, publicado ya hace 10 años.
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