CIUDAD DE MÉXICO,- Autoridades capitalinas y colegas que recordaron la poesía, en el último día de la Feria del Libro en el Zócalo, del poeta, dramaturgo, novelista y traductor Tomás Segovia (1927-2011) así como los textos sociales.

Hace cinco años fue la última vez que se le escuchó leer poseía al autor de «La luz provisional», » Cantata a solas», «Lapso», «Noticia natural», «Cuaderno de nómada» y «Sonetos votivos», recordó Déborah Chenillo coordinadora comunitaria de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

Recordó que Segovia era un novelista catalogado como autor de poesía erótica, pero sus obras iban más allá, pues en los últimos años de su vida se dedicó a asuntos sociales y publicó textos sobre el zapatismo.

Por su parte, el ensayista, crítico y poeta José María Espinasa recordó a Segovia por haber sorprendido cómo el poeta de la llamada generación “Hispanomexicanos”, de finales de los años 40 y principios de los 50, se convirtió en promotor de la literatura mexicana y poeta ejemplo del erotismo.

Al homenaje, realizado en la jornada final de la Feria del Libro del Zócalo de la Ciudad de México, asistieron también el secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín, la actriz mexicana María Aura, así como Inés, Ana y Francisco Segovia, hijos de Tomás Segovia. Allí se evocaron poesías del escritor, como “Canto extranjero”, “Me pregunto”, “Besos”, “Recobrar el sentido”, “Mi bandera”, “Orden del día”, “Primavera gigante” y “Berrinches”.

También fueron leídos fragmentos de su obra a cargo de la poeta Karen Platas, ganadora del Premio Nacional de la Poesía Joven Elías Nandino (2015); la poeta Claudina Domingo, la ensayista Carmen Amat y Danush Montaño Beckmann, coordinador de Decimos ser Escritores.

Tomás Segovia salió a los nueve años de su natal Valencia, España, para irse a Francia, luego a Marruecos, y posteriormente, tras la Guerra Civil Española, llegar a México, país al que arribó junto con su familia, como exiliado de guerra, y donde residiría gran parte de su vida.

Obtuvo la beca Guggenheim en 1950. En 1957 fue profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde años atrás había sido estudiante de Filosofía y Letras, y se formó como profesor de francés.

En 1972, obtuvo el Premio “Xavier Villaurrutia” por “Terceto”; en 1974 el Premio “Magda Donato” y en el 2000 se hizo acreedor al Premio “Octavio Paz” de Poesía y Ensayo, entre otros reconocimientos internacionales.
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