CIUDAD DE MÉXICO,- A 186 años de su natalicio por tratar de devolver su antiguo esplendor a la lengua y a la literatura provenzal, el poeta español Frédéric Mistral es reconocido como fundador del movimiento febrilismo. Nacido el 8 de septiembre de 1830, en Maillane, en el corazón de la Provenza francesa, Mistral fue hijo de unos terratenientes, estudió Derecho en la Facultad de “Aix-en-Provence”, donde se licenció en 1851, ya por esos días traducía “Los salmos penitenciales”.
De acuerdo con datos biográficos disponibles, en 1851, después de algunas buenas tentativas poéticas, vino la composición de una epopeya en muchos cantos, “Mireia”, que no se publicaría sino hasta 1859. En ella se cuenta el amor de Vincent con Mireia, la cual se convertiría después en ópera por el compositor Charles Gounod (1818-1893) y el propio Mistral.
El portal “escritores.org” destaca que la obra de Mistral se caracteriza por una exuberancia del lenguaje y la imagen por la nostalgia del prestigio de la Provenza medieval.
En 1876, Mistral publicó “Las islas de oro” una recopilación de todas las poesías compuestas desde su juventud y que en gran parte contiene lo mejor de su obra; en septiembre de ese mismo año, contrajo matrimonio con Reneé-louise, quien era 27 años menor que él.
La página “mcnbiografias.com” refiere que el escritor Alejandro Dumas tuvo ocasión de escuchar algunos fragmentos del poema, y manifestó su admiración por la perfección de los versos y por la juventud de Frédéric Mistral.
A raíz de la publicación de “Nerto” (1884), «poema aviñonés», la Academia repartió el premio Vitet entre él y Gustave Droz. Mistral se encontraba en aquel momento presente en la apoteosis parisina del «felibrismo», poderosamente apoyado por Paul Mariéton, que se había convertido en un ferviente «felibre».
El portal “biografíasyvidas” añade que en 1906, año en que aparecieron “Mis orígenes, Memorias y relatos”, Mistral compartió con Echegaray el Premio Nobel, con el importe del premio compró un viejo palacio en Arles para instalar en él un Museo Provenzal.
Se dio la circunstancia de que en 1904, cuando le dieron el Nobel a Mistral; en el mismo pueblo donde el escritor pasó su vida, todavía los maestros seguían castigando a los alumnos que hablaban el provenzal en el patio.
Este premio no dejó de sorprender a los círculos literarios franceses, al tiempo que consagró al provenzal como una lengua literaria y contribuyó a su permanencia.
El 18 de marzo de 1914, Mistral presidió el bautismo de la campaña de la iglesia de Maillane, cuya inscripción votiva en verso había compuesto él.
Después de su muerte aparecieron “Proso d’armana” (1926), “Nouvello proso d’armana” (1927). Mistral muere en Marsella, el 25 de marzo de 1914.
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