MÉXICO.-“Juntos y solos» el trabajo más reciente del narrador y cineasta chileno Alberto Fuguet (Santiago, 1964), surgió como novedad del cuarto trimestre de 2016, demostrando que este hombre lo mismo es explosivo, punzante y audaz.
No por nada, este trabajo ha sido traducido al inglés, finlandés, polaco, italiano, alemán, danés, coreano y portugués.
Para poder dimensionar la importancia de este autor, basta recordar las recientes palabras del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa: “En todos los libros de Alberto Fuguet que he leído hay siempre, junto con la historia que cuentan, una voluntad de innovar, tanto en la lengua como en la estructura narrativa”.
Con relación al trabajo de Fuguet, se puede decir que no importa la generación a la que pertenezca, la historia familiar que carguen ni el estrato social del que provenga. Sus personajes siempre están un poco extraviados y buscan cómo eludir la tormenta que desde lejos se abalanza sobre ellos.
En cada una de las historias, caminan por las vías marginales de su propia vida en busca del anonimato que dan las sombras. Eternamente extraviados. Oscilan entre vivir en un país sin futuro y marcharse a otro, o ser extraños para siempre. Están entre la aspereza de la vida adulta, y las inconsistencias de una juventud anacrónica.
Sus existencias transcurren irremediablemente, siempre y a todas horas, entre la triste compañía de quienes no los conocen y el miedo a la soledad. El desarraigo les otorga una sensación de libertad, pero también los condena a sentirse siempre ajenos. Cada decisión les hace conocer su suerte, o sea, su áspero destino.
Todo lo anterior se debe a que el chileno Alberto Fuguet es un narrador certero que sabe bien que sus personajes han sido, o serán, derrotados por la vida y sus azares, sus injusticias, y un poco también por ellos mismos, presentados con una prosa cuya velocidad lleva al lector hacia lo más profundo y crispado de la ficción.
Melancólico, duro y realista, el autor demuestra en estos cuentos por qué es, desde hace más de dos décadas, genio e ídolo de multitudes. En eso se convirtió después de estudiar periodismo en la Universidad de Chile. Actualmente es profesor de la Universidad Diego Portales y hasta los 13 años vivió en California, Estados Unidos.
Regresó a Santiago de Chile luego de terminar sus estudios universitarios y se desempeñó como crítico de cine y de música rock, columnista y dramaturgo. A la fecha ha obtenido los premios Municipal de Literatura de Santiago 1991 y el de la Crítica en Chile 2010, así como la Beca Guggenheim en el año 2010.
con información de agencias
jcrh