La Colección Bührle y sus obras maestras en Lausana | Digitall Post : Digitall Post
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La Colección Bührle y sus obras maestras en Lausana

La Colección Bührle y sus obras maestras en Lausana

LAUSANA, Suiza.- Emil Georg Bührle (1890-1956) fue un comerciante en armas pero se dio a la tarea de buscar lo mejor del mundo del arte, situado en los altos de la ciudad de Lausana, cerca del lago Léman, el Museo de la Fundación Enlace externo del Arte del Hermitage, posee una riqueza en arte.

Famosas obras de Van Gogh, Cézanne, Monet, Degas, Sisley, Picasso y Modigliani, 54 piezas forman la colección Bührle, considerada una de las más importantes en el mundo de pintores europeos.

“Perpetúa un concepto caro a los coleccionistas de arte del siglo XX: la historia del arte vista como un desarrollo continuo de diferentes movimientos artísticos. Focalizado en los pintores del impresionismo y el posimpresionismo, Bührle siempre vio en ellos parte de una historia del arte más amplia y que se remonta a muchos siglos”, explicó a swissinfo.ch, Lukas Gloor, director y curador de la Fundación para la Colección Bührle, con sede en Zúrich.



La Ofrenda cuadro de Paul Guaguin.-(Colección Bührle)

Bührle fue un industrial de origen alemán que se trasladó a Zúrich y recibió la ciudadanía suiza en 1937. Hizo su fortuna a través de su empresa de maquinaria para herramientas Oerlikon, que vendió armas a los nazis y a los aliados durante la II Guerra Mundial. De junio de 1940 a septiembre de 1944, su capital pasó de 144 000 francos a 127 millones.

Historiador de arte, Bührle era también un coleccionista apasionado, sobre todo del arte francés del siglo XIX y principios del XX, del que principalmente adquirió obras entre 1951 y 1956.

“Las tres cuartas partes de la colección las reunió en los últimos seis años de su vida”, precisó Gloor. “Era un coleccionista serio y muy sistemático”.

En total adquirió 633 obras de arte, en su mayoría pinturas. En 1960, su familia estableció una fundación para reunir una selección representativa de 203 cuadros y esculturas para su exhibición pública. Las otras 430 pinturas permanecen en el seno familiar.



Sin embargo, a través de los años la colección ha luchado por liberarse de su pasado sombrío. El florecimiento de sus negocios permitió a Bührle la adquisición de alrededor de 100 obras en la década de 1940, de las cuales 13 resultaron haber sido robadas por los alemanes a sus propietarios judíos en la Francia ocupada.

Después de la guerra, el Tribunal Federal de Suiza le ordenó devolver esas obras, pero luego lo declaró inocente y lo compensó. Las autoridades judiciales dijeron que había actuado de “buena fe”. El industrial compró más tarde nueve de esas pinturas.

Dos de ellas, ‘Mujer leyendo’, de Jean-Baptiste Camille Corot, y ‘Verano en Bougival’, de Alfred Sisley, integran la exposición que presenta el Hermitage. Cuelgan junto a obras maestras como ‘Campo de amapolas cerca de Vétheuil’, pintada por Claude Monet en 1879, ‘Muchacho con chaleco rojo’, de Paul Cézanne y ‘El sembrador a la puesta del sol’ (1888) de Vincent van Gogh.

En 2015, el ‘Libro Negro de Bührle’ reavivó la polémica que rodeaba al industrial y pidió una mayor apertura respecto a la colección, la cual deberá ser ubicada en una extensión del Museo de Bellas Artes de ZúrichEnlace externo en 2020.

Las golondrinas obra de Manet.-(Colección Bührle)

“Es problemático porque compró obras de arte saqueadas que nunca habría podido comprar sin la persecución de los judíos. Algunas, con pleno conocimiento de que habían sido saqueadas. Las compró porque estaban en oferta y porque las deseaba ardientemente. Aunque las obras de la colección fueron adquiridas legalmente, siempre estarán vinculadas a su historia”, dijo a swissinfo.ch el historiador de arte Thomas Buomberger, uno de los coautores del libro.

Los autores del texto critican el hecho de que Suiza no diferencie legalmente entre el arte robado y el llamado ‘Fluchtgut’ – ventas intencionales hechas bajo coacción por los dueños de obras de arte que eran perseguidos y que posiblemente huían para salvar sus vidas -, lo que sí hace Alemania.

La fundación sostiene que no tiene nada que ocultar y adopta medidas para dar acceso a la colección. Ha digitalizado los archivos y los pone en línea. También trabaja en la publicación de una lista completa de las 633 obras compradas por Bührle con detalles sobre precios, fechas y propietarios.
swissinfo.ch/r3