CDMX, México.- La novela negra -su género- cobra vigencia porque retrata con fidelidad la realidad del país y permite ver las contradicciones sociales asegura el periodista Diego Petersen. En ocasión de la entrevista por su libro «Casquillos negros», aseguró que la novena negra permite ver el lado oscuro de la luna.
En cambio, el lado B del disco, es una forma de asomarse en una sociedad a esa parte de la que se ve y se habla poco, pero que nos retrata como sociedad.
Fundador y subdirector del diario «Siglo 21», el autor que ha dedicado su vida al periodismo como reportero, columnista y directivo de medio, ofrece una novela que revela la verdad sobre uno de los crímenes más sonados: el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo el 24 de mayo de 1993.
Para ello, el autor toma a Beto Zaragoza, un periodista también que vive de relatar la muerte y que tras investigar el fraude de una viuda negra, de pronto le llegan unas fotografías que le mueven el ego, «porque aparece él tomando una foto de la muerte del cardenal y le mueve saber qué paso».
“Intenta saber que pasó la tarde del 24 de mayo de 1993 en Guadalajara, a partir de una serie de elementos que están surgiendo”, dijo Petersen, quien afirma que su trabajo es una novela policiaca donde pone en escena a dos actores para que expliquen qué pensaban y sentían en ese momento: Beto Zaragoza y «El Tripa».
En el texto, los días de Zaragoza como reportero de nota roja dan un vuelco cuando recibe unas reveladoras fotografías, ocultas hasta entonces, sobre los implicados en el asesinato del cardenal Posadas, y de investigar los anodinos crímenes pasionales de costumbre pasa a involucrarse en una intriga de complicidades donde están envueltas las más altas autoridades militares y de gobierno, los cárteles del narcotráfico y hasta los grandes jerarcas de la Iglesia católica.
Según la versión oficial, el religioso habría sido ejecutado por sicarios de los Arellano Félix que lo confundieron con el «Chapo» Guzmán en el aeropuerto de Guadalajara.
Con la ayuda del «Tripa» Fernández, viejo amigo y ex policía político, de varios informantes y de un sinfín de pistas de sucesos aparentemente inconexos, Zaragoza irá descubriendo que esa versión no es la única y tampoco la verdadera.
El autor contó que, para esta novela, recuperó una serie de elementos periodísticos a lo largo de varios años para ponerlos en escena, «no para decir la neta del planeta, sino para tratar de entender el contexto en el que se dio el asesinato».
“Me remonté a este caso porque se trata de un caso que se puede contar muy bien en una novela negra, no es un reportaje sobre el caso Posadas, sino una novela donde hay personajes que permiten tardar de entender un poco más que fue lo que pasó, pero que carecen de dar una explicación definitiva.
“Y en segundo término, se trata de un caso al que yo como periodista le dediqué mucho tiempo, estuve en Guadalajara, discutí mucho acerca de la aparición de nuevos elementos y grandes confrontaciones respecto cuál era la versión oficial o la del complot”, indicó.
En medio de todo, detalló, me quedó la inquietud de repensar con los nuevos elementos que tenemos, cuáles son las cosas que sabemos y las que no, tratar de dejarlas ahí bien trabajadas y lo que hago es poner en escena a dos actores que nos expliquen qué pensaban y sentían en ese momento.
Para hacer esta novela hizo un trabajo de investigación regresando y viendo decenas de archivos periodísticos, además de apoyarse en el libro de Fernando González, quien hizo una disección del caso Posadas encontrando todas las contradicciones a la versión oficial, explicó Petersen.
“Pero hay un elemento al que tuve acceso y no había la manera periodísticamente de tener una fórmula de prueba y es este de los casquillos negros. Y eso significa que todos los casquillos que estaban alrededor del carro del cardenal, eran negros, es decir, recargados y la hipótesis es que quien usa casquillos negros no es el narco, sino las fuerzas del Estado.
“Entonces, cuál fue el involucramiento de las fuerzas del Estado que estaban involucradas en el narcotráfico, y es a partir de ese elemento que desaparecieron y nunca nadie más hablo de ellos, de construir una novela a partir de la cual lo que hago es atar los cabos sueltos que dejaron las investigaciones”, destacó.
Y es que para el periodista, el asesinato de Posadas Ocampo representa el principio de un cambio en el modelo de administración del narcotráfico porque chocan las corporaciones del Estado, las agencias del Estado; es decir, «vemos la punta del iceberg, pero lo que esta pasando abajo también se transformó de manera radical».
«Casquillos negros» se presentará, a decir del autor, el 4 de mayo en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara y en la Ciudad de México el 1 de junio, en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica.
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