CIUDAD DE MÉXICO,- El manejo sobre las diferentes dimensiones del lenguaje es el trabajo de Armando González Torres, quien cultiva el arte de la palabra para reflexionar y hacer reflexionar a los lectores, ha lanzado un nuevo libro «Es el decir el que decide», elaborado con un tono ilustrativo, inteligente y divertido.
De acuerdo con el autor, se trata de un ensayo sobre la banalidad del lenguaje, a través de la prosa fragmentaria. “El libro tiene la cualidad de jugar jocoso con numerosos géneros, desde luego, con un rasgo atractivo: El sentido del humor; es un texto que denuncia, pero que también se ríe de lo que denuncia y de sí mismo”, señaló el escritor.
Armando González Torres cuenta con una amplia obra literaria publicada la cual incluye aforismos, “Eso que ilumina el mundo” (2006) y “Salvar al buitre” (2014); ensayos, “¡Que se mueran los intelectuales!” (2005) y “Del sexo de los filósofos” (2011), así como de poesía, “La conversación ortodoxa” (1996) y “Con un poco de sol en las espaldas” (2013).
Además, ha participado en las antologías “Francisco Cervantes” (2000) y “Octavio Paz. Veinte años del Premio Nobel” (2010); ahora, al presentar “Es el decir el que decide”, el poeta y ensayista sostiene en la justificación de su publicación que no es un libro solemne ni de invectivas, sino un libro donde trata de desplegarse la ironía y la sonrisa”.
Hoy en día el lenguaje se ha ido degradando en cualquier ámbito de la vida diaria, por tal motivo, en el libro se vale de aforismos, de poesía en prosa, mini narraciones y recursos de varios géneros de prosa mínima o fragmentaria para argumentar, contraargumentar y escenificar situaciones que ejemplifican la desensibilización del lenguaje en la actualidad.
“El libro habla del lenguaje banalizado y totalmente desensibilizado que se utiliza, por ejemplo, en la transmisión y el comentario de noticias. La trivialización tiene que ver con el papel cada vez más preponderante que juegan los medios, que tienden a uniformar, no solo el lenguaje, sino los gustos y las mentes”, acotó el especialista en temas del lenguaje.
González Torres cree que la literatura sirve como forma de individuación, por eso habla de los momentos excepcionales del lenguaje, que puede ser el más ordinario, y también del lenguaje poético, del arte, donde de alguna manera la palabra quiere e intenta volver a significar, explicó el Premio Bellas Artes de Ensayo Literario “Malcolm Lowry” 2015.
Para González Torres, una labor de la literatura es adquirir consciencia de la degradación del lenguaje y ponerla en evidencia. “Tengo la impresión de que el lenguaje cada vez se trivializa más, cada vez hay un acopio menor de vocablos, de palabras disponibles, y al mismo tiempo hay una enorme contradicción entre el lenguaje público y la acción”.
Señaló que la función del arte, particularmente de la literatura, es restituir la capacidad significativa del lenguaje, y muchas veces este intento de restitución pasa precisamente por la denuncia de su banalización y de su trivialización en sus usos más cotidianos. “A menudo, sin notarlo, utilizamos los mayores clichés, incluso dentro de la literatura”, dijo.
Mientras, para la escritora y comunicóloga Julieta Lomelí, reconocida columnista regular en un diario capitalino, “Es el decir el que decide” es un libro “tejido por aforismos que dinamitan el alma del lector debido a su humor ácido, su implacable sentido crítico y la sagaz inteligencia que la tinta de González Torres siempre va derramando tras de sí”.
Explicó que el estilo del libro no sólo recae en el aforismo de autoconsciencia que delínea pensamientos orillados a comprender la vida desde lo existencial o el discernimiento de ese yo que asoma una proyección, sino que es una reflexión que desde la libertad del aforismo, medita sin pretensión de teorizar sobre la naturaleza del lenguaje y el exceso de sentido que se puede encontrar leyendo entre líneas.
“Los aforismos de Armando González Torres son una suerte de microcosmos, en donde a partir de pocos elementos, el lector puede encontrar un significado amplio e inagotable, una interpretación infinita que le dé la vuelta al tedio. Es excepción de mentes brillantes lograr profundidad en pocas palabras”, finiquitó la también periodista Julieta Lomelí.
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