CIUDAD DE MÉXICO,- Presentado en la librería del Fondo de Cultura Económico (FCE) situada en el Parque Ecológico Juana de Asbaje, en la zona de Tlalpan, un libro «Siqueiros de la A a la Z» que pinta de cuerpo entero al pintor y muralista mexicano David Alfaro Siqueiros.
Se trata de un trabajo de investigación de Adriana Olvera,, quien rinde homenaje y a la vez celebra el 120 aniversario del natalicio, de quien es considerado uno de los tres grandes exponentes del muralismo mexicano, junto con Diego Rivera y José clemente Orozco.
“Son 120 palabras que celebran el nacimiento del Coronelazo este 29 de diciembre y con ello, rendimos un homenaje; lo que hice fue una investigación al tomar de las memorias del pintor, llámese, entrevistas, conferencias, etcétera, de lo que no estaba publicado, algunos de sus pasajes de su vida y a su vez le asigné un concepto, como por ejemplo: abuelos, amor, árbol, batalla, entre muchos más”.
De acuerdo con la investigadora del Muralismo Mexicano y del movimiento de la estampa y grabado, lo que le atrajo del artista y que compiló en esta obra editada por Espejo de Agua y Ediciones EON, fueron los diferentes pasajes de su vida.
“Hay una parte en la que él habla sobre el amor y dice que éste es el alimento más delicioso que existe. Y me pregunté ¿Por qué no sabíamos esto?, o bien, que hizo un intento de atentado contra Trotsky. No sabemos que también se pronunciaba así del amor o del beso”, señaló la joven autora, para quien estas palabras representan “oro molido”.
El afán permanente del muralista por desafiar el espacio con la poliangularidad o conocer los químicos para producir colores que, hasta la fecha, perduran inigualables, lo llevó a acercarse a la ciencia, su interés se ve correspondido en el prólogo de Rosaura Ruíz y Bruno Velázquez, destacados investigadores en Filosofía de la ciencia.
Siqueiros, añadió, habló de las plantas, de los dijes, los zapatos, tendencias, whiskey, sudor, reloj, rana, hasta de una pequeña mancha.
Y es que para Adriana Olvera, David Alfaro Siqueiros fue un hombre ejemplar, que vivió lo más importante del siglo XX, con quien se identifica por su ideología y toda la revolución técnica que hizo en la pintura, y que se debió a su militancia.
El libro presenta en su portada al ser humano entrañable, sensible y vigoroso, en una faceta poco conocida: la de jonronero, aunque se desempeñaba mejor como cátcher y primera base.
El muralista protagonizaba grandes encuentros de pelota porque adoraba el béisbol; era capaz de convertir un pedazo de tierra en un diamante. El béisbol fue su segunda pasión después del muralismo.
Para Olvera, el texto cobra importancia porque permite no sólo descubrir a un mexicano ejemplar que amaba a su país, de carácter férreo pero bondadoso, que respondió a la complejidad de su tiempo, sino conocer el ímpetu que lo llevó a alcanzar lo monumental.
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