Martin Luther King Jr: el sueño, el hombre, el legado : Digitall Post
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Martin Luther King: el sueño, el hombre, el legado

Martin Luther King: el sueño, el hombre, el legado

Al final de su vida, Martin Luther King Jr. lamentó que su sueño se hubiera «convertido en una pesadilla».

Cuando un disparo acabó con su vida mientras estaba en el balcón de un motel en Memphis, Tennessee, el 4 de abril de 1968, el ícono de la lucha pacífica por los derechos civiles en Estados Unidos era, con 39 años, un hombre agotado.

Era también una figura controversial, distinta a la que se celebra hoy en día con un feriado nacional y un imponente monumento de granito en Washington.



«Quedó congelado en el tiempo, no como el hombre que era en 1968 sino por su imagen en agosto de 1963, cuando dio su discurso de ‘Yo tengo un sueño'», dice David Farber, profesor de historia de la Universidad de Kansas.

«Es fácil para los estadounidenses olvidar cuán polarizadora era la figura de King en la década de 1960», asegura.

«Se había convertido en una figura realmente radical en Estados Unidos, un oponente declarado de la política exterior estadounidense, que exigía justicia no solo para los afroestadounidenses sino para todos los pobres estadounidenses», agrega.

Un momento crucial fue el discurso que dio en abril de 1967 en Nueva York contra la guerra de Vietnam, en la que ese año murieron más de 11.000 soldados estadounidenses.



«King hizo enfurecer a todo el movimiento de derechos civiles y el gobierno y buena parte de la estructura política cuando se expresó contra la guerra de Vietnam», explica Henry Louis Taylor Jr., director del Centro de Estudios Urbanos de la Universidad de Búfalo.

David Garrow, autor del libro «Bearing the Cross» sobre King, dice que su oposición a la guerra fue vista como «extremista» entonces, cuando el sentimiento contra la guerra no era «muy popular».

– Más allá de los derechos civiles –

Para el momento de su asesinato por James Earl Ray, un hombre blanco con inclinaciones racistas, King llevaba décadas bajo la constante vigilancia del FBI, que lo había etiquetado como el hombre «más peligroso» del país.

Y su inquebrantable defensa de la no violencia como forma de llevar al cambio estaba siendo desafiada por una nueva generación de activistas negros más impacientes.

«Los últimos 12 meses de su vida, King estaba tan agotado, tan pesimista, tan deprimido», dice Garrow. «Dijo, una docena de veces o más, en sus últimos dos años: ‘El sueño que tuve en Washington en 1963 se ha convertido en una pesadilla'».

«Una de las cosas que extrañamos de King es lo duro que era hacer el trabajo que él hacía», dice Jeanne Theoharis, profesora de ciencias políticas de la CUNY Brooklyn College.

«Cuanto odio, cuanta oposición enfrentó y cómo parte de eso llegó en forma de una violencia horrible», agrega Theoharis, autora de «A More Beautiful and Terrible History», sobre la historia de los derechos civiles en Estados Unidos.

A 50 años de su muerte, la visión de igualdad racial que King reivindicó en las escaleras del Lincoln Memorial sigue siendo esquiva.

Jason Sokol, profesor de historia de la Universidad de New Hampshire, asegura que ha habido algunos avances para los afroestadounidenses con los años, con el colofón de la victoria de Barack Obama en 2008, el primer presidente negro.

Pero las desigualdades raciales persisten, «especialmente en torno a la pobreza negra, la tasa de encarcelamiento y la brutalidad policial», dice Sokol, quien también ha publicado un libro sobre el legado de King, «The Heavens Might Crack».

Taylor, profesor de la Universidad de Búfalo, destaca que para el momento de su muerte las ambiciones de King «desbordan el campo de los derechos civiles apuntando más al de los derechos humanos».

«King imaginaba que otro mundo era posible fundamentándose en la justicia económica, política y racial, cosas relacionadas con buena educación, vivienda decente, buenos trabajos», explica.

«Realmente no hemos progresado mucho en los últimos 50 años en la realización de su sueño», asegura. «Aunque ha habido cambios en las actitudes raciales individuales, el racismo incorporado en las instituciones y estructuras de Estados Unidos no ha cambiado demasiado».

– Su legado –

Pero el legado de King se muestra de innumerables formas.

«En su discurso de aceptación del premio Nobel en 1964 King dijo que el movimiento por los derechos cívicos era el mayor movimiento de liberación de la historia de la humanidad», recuerda Taylor Branch, autor de una trilogía sobre su vida: «America in the King Years».

«Se refería al mundo entero y no solo a los negros», y «en muchos sentidos, tuvo éxito más allá de lo que podía imaginar», dice Branch, mencionando el matrimonio igualitario, un presidente negro en Estados Unidos y los derechos de las mujeres.

El legado de King también ha sido encarnado en el movimiento Black Lives Matter contra la violencia policial y otros como el que convocó recientemente la Marcha por Nuestras Vidas, en la que millones de jóvenes salieron a la calle para exigir leyes más duras contra las armas, asegura.

«Soy muy optimista de que allí hay una nueva generación que está retomando la noción de los sueños de King», dice.

Uno de esos chicos en la marcha fue la nieta de King, Yolanda Renee, de 9 años, quien recordó las palabras más famosas de su abuelo a la multitud.

«Tengo un sueño de que ya basta», dijo ella. «Y de que este debe ser un mundo libre de armas, punto».

Con información de AFP.

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Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 5 días

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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