Nepal o India ¿dónde nació Buda? | Digitall Post : Digitall Post
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Nepal o India ¿dónde nació Buda?

Nepal o India ¿dónde nació Buda?

TILAURAKOT, Nepal — De pie al borde de una zanja de 1,8 metros, un arqueólogo del gobierno de Nepal echaba un vistazo a una hilera de hoyos circulares: “Nuevas pruebas”, dijo, “de que debajo de nuestros pies yace una ciudad de madera y techos de paja de 2500 años de antigüedad donde habitó Buda hasta la edad de 29 años”.

El arqueólogo estaba pensando en el futuro cuando, cada año, miles de peregrinos descenderían de filas de autobuses para contemplar las ruinas del pueblo nepalés de Tilaurakot. “Estamos tratando de invitarlos a gastar dinero aquí”, comentó.

Un entusiasmo similar podría detectarse a aproximadamente 27 kilómetros de distancia, al otro lado de la frontera en la India, donde se invita a los turistas a visitar otro sitio donde se afirma que se encuentran las ruinas de la casa de infancia de Buda. Al preguntarle acerca del sitio nepalés, un arqueólogo indio resolló.



“La pregunta no hace falta”, exclamó.

Este forcejeo arqueológico, que comenzó en los gloriosos días del Imperio británico en la India (el Raj, como se le conoce), ha continuado durante más de un siglo sin preocupar a casi nadie. Sin embargo, se avecinan cambios en las planicies de color anaranjado que se extienden entre Nepal y la India.

La historia budista es un asunto de una seriedad sin igual. China e India, dos gigantes que se reparten el control del sur de Asia, han identificado el budismo como un instrumento de poder suave. En una zona en la que, durante siglos, el budismo casi ha desaparecido, una gama de accionistas de todo el mundo invierte en infraestructura para alojar a una muchedumbre de futuros peregrinos. La atracción estrella de la India es Bodh Gaya, el sitio donde se cree que Buda alcanzó la iluminación. Nepal, cada vez más de acuerdo con Pekín, alega celosamente ser el lugar donde Buda nació y pasó sus primeros años de vida.

La sabiduría budista tradicional establece que Siddhartha Gautama, Buda, creció entre lujos en el palacio de su padre en la ciudad de Kapilavastu, donde se mantuvo celosamente resguardado del sufrimiento humano. Cuando, a los 29 años, Siddhartha puso un pie en el exterior, tuvo ante sus ojos a los ancianos, los enfermos y los muertos, en una experiencia que lo sacudió tan profundamente que abandonó la casa paterna al día siguiente, eligiendo vivir como un asceta.



Hasta la época del Raj británico en la India, se habían hecho pocos esfuerzos serios para determinar dónde ocurrieron estos acontecimientos. Sobre el valle se había extendido un poderoso renacimiento hindú, que había acabado con casi todos los rastros de la religión que tuvo sus orígenes ahí. Después vendrían los estudiosos europeos de la India, armados con las únicas pruebas disponibles: los relatos de los monjes budistas que recorrieron el camino de Buda en los siglos V y VII d. de C.

Para cuando los británicos se retiraron, dos excavaciones en lugares distintos habían cantado victoria. También se había creado la frontera moderna entre Nepal y la India y las dos afirmaciones, sustentadas por pruebas incompletas y enardecidas por el nacionalismo, vieron cómo la rivalidad se incrementaba.

El consenso indio se ha impuesto; por lo menos en la India, donde los operadores de visitas guiadas promueven Piprahwa como “el lugar donde Buda pasó su infancia luchando contra el apabullante y enigmático problema de la existencia humana”. Esta primavera, el ministro de Cultura de la India inauguró un museo ahí, en el que se muestran pruebas, principalmente en forma de inscripciones sobre sellos antiguos, que afirman que ese es el sitio del hogar donde Buda pasó su infancia.

Al otro lado de la frontera, en Tilaurakot, un equipo nepalés-británico apoyado por la Unesco se ha abierto paso con su propia hipótesis: que una expedición organizada por la India a finales de los sesenta sencillamente había dejado de excavar demasiado pronto.

La líder de aquella expedición india, Debala Mitra, descubrió rastros de una extensa ciudad de ladrillo, pero concluyó que no podía haberse tratado de la ciudad de Kapilavastu porque se había construido miles de años antes de la vida de Buda. El año pasado, el equipo respaldado por la Unesco descubrió una segunda fortificación cuyas murallas estaban hechas de barro.

Fue así que decidieron excavar aún más, reduciendo la velocidad de su trabajo al mínimo. Estaban en busca de depresiones cilíndricas en la tierra: pruebas de que debajo del fuerte de barro alguna vez hubo postes de una valla de madera, que había permanecido ahí tanto tiempo que la madera se había deteriorado, dejando un cascarón de tierra.

Debajo de la superficie de la tierra, a 1,8 metros, encontraron rastros de tierra endurecida dentro de esos huecos. Al analizarlos en el laboratorio, databan del siglo VI a. de C., lo que quería decir que estuvieron en pie durante la vida de Buda.

nytimes/r3



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Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

AFP

Por: AFP

hace 1 semana

Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

En su camión cargado con vehículos Toyota, Raúl Hernández hace fila al amanecer para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, preocupado por los aranceles que anunciará el presidente estadounidense, Donald Trump.

Si Trump sigue adelante con su plan para imponer estos impuestos aduaneros y obligar a las empresas a mover su producción a Estados Unidos, muchos trabajadores en México van a sufrir, dice.

«Va a dejar mucha gente sin trabajo aquí», asegura este conductor de 37 años a la AFP, mientras espera en la cola para pasar a la vecina San Diego desde Tijuana.

Las fábricas que operan empresas extranjeras son vitales para la economía de ciudades fronterizas como Tijuana y sus miles de trabajadores, señala Hernández.

Muchos puestos de trabajo dependen de las exportaciones a Estados Unidos. «Si las plantas paran por los aranceles sí perjudica a México, perjudica a la ciudadanía mexicana».

Detrás de él, en la fila de camiones, Omar Zepeda también transporta camionetas Toyota Tacoma desde una planta cercana de esa armadora japonesa.

Al igual que Hernández, Zepeda está nervioso por el impacto de los aranceles.

«Va a bajar bastante el trabajo con nosotros, porque va a subir el producto (de precio) y va a haber menos compras», prevé este conductor de 40 años.

«Viene algo difícil»

Las ciudades industriales del norte de México albergan miles de fábricas gracias a beneficios fiscales y al acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La mayor parte de las familias en Tijuana trabajan en «el transporte y la mano de obra», apunta Zepeda.

«La verdad está muy difícil lo que viene», asegura.

El gobierno de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, también reconoce esa incertidumbre. Ha optado por esperar a conocer los aranceles de Trump antes de anunciar un plan económico «integral» para hacer frente a esta nueva amenaza.

Durante su descanso en una planta de Toyota a las afueras de Tijuana, Apolos Velas dijo que estos gravámenes darían un golpe brutal a la ciudad.

«Mucha gente se va a quedar sin trabajo», dice.

Ojo por ojo

En Tijuana, donde la pobreza y el crimen no dan tregua, no solo los empleados de fábricas y del transporte dependen de los miles de millones de dólares del intercambio comercial entre México y Estados Unidos.

Charito Moreno, quien vende burritos a los camioneros en un puesto junto a la barda fronteriza, dice que los aranceles lastimarían a toda Tijuana si las plantas despiden trabajadores.

«Toda la gente depende de esas empresas», afirma esta mujer de 44 años.

Si las compañías acuden al llamado de Trump para mover su producción a Estados Unidos, «sería muy trágico para Tijuana porque pues mucho trabajador se quedaría sin empleo», dice.

Al salir de un camión que lleva equipo para albercas a Estados Unidos, Antonio Valdez dijo que ahora los transportistas tienen más papeleo que entregar.

«Un trámite salía en una hora. Ahorita tardan todo el día en hacer el cálculo y el pago de impuestos» ya vigentes, dice, tras comprar un burrito y seguir su camino hacia Estados Unidos.

Aunque Sheinbaum ha descartado una respuesta del tipo «ojo por ojo, diente por diente», el camionero Alejandro Espinoza cree que México debe responder a Estados Unidos donde duele. Si imponen aranceles, «ya no les vamos a mandar aguacates. A ver cómo le hacen», dijo sonriendo.

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