CDMX, México.- Fue el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), en el marco de la Fiesta del Libro y la Rosa de la Universidad Nacional Autónoma de México se presentó “El mapa rojo” del pecado. Miedo y vida nocturna en la Ciudad de México 1940-1950.
Gabriela Pulido escribe sobre una mirada a la propaganda del miedo que hizo la prensa mexicana en los espacios y sujetos que fueron objeto de medidas de “higiene social” necesarias para llevar la modernidad a la metrópoli.
Pachucos, “cinturitas” y exóticas; salones de baile, cabarets, giros negros, icónicos personajes y escenarios capitalinos de mediados del siglo pasado, vistos tanto en su realidad como a partir de las representaciones que de ellos hicieron los medios de comunicación, son el hilo conductor del libro.
La también investigadora de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señaló que el texto es el resultado de más de 10 años de indagación en soportes fílmicos, recopilación de testimonios y búsqueda documental.
Afirmó que publicaciones como la revista “Vea” o “Magazine de policía” entre otras, promovieron un sensacionalismo que exageraba o falseaba a menudo el comportamiento de hombres y mujeres que acudían a salones de baile o frecuentaban centros nocturnos y de esparcimiento en la urbe.
Dichos contenidos tenían como soporte a la fotografía o a las “historietas criminales”, relatos cuyos contenidos eran moralejas sociales para las clases media y popular, las cuales tenían en los impresos su única fuente de información y conocimiento.
De acuerdo con el INAH, Pulido explicó que esta campaña de censura y propaganda tuvo dos respuestas, por un lado aleccionó a ciertos círculos como pretendieron las asociaciones cívico-religiosas, aunque también ocasionó el auge de los salones y los cabarets en la capital del país.
“La cabaretera siempre tuvo un destino sinuoso e inevitable al provenir de un contexto de prostitución, era una imagen idónea para decir a las mujeres ‘no vayas a los antros, mantente en casa y apégate a tu marido y a tus hijos para que no te suceda lo mismo”, comentó la autora.
Añadió que para las clases populares la vida nocturna formó todo un mapa en el actual centro de la Ciudad de México, en colonias como la Doctores y Obrera, mientras que las clases altas y las figuras políticas que promovían higiene social, se reunían con el mismo fin pero en puntos de la Roma y la Condesa.
De igual forma, explicó que la prohibición del comercio sexual en las calles llevó a que las figuras asociadas con dicha actividad migraran a espacios intramuros y asumieran nuevas identidades como los pachucos, los “cinturitas” y las exóticas, y se les consideró como “antihéroes y antiheroínas”.
La historiadora comentó que el libro es una remembranza de una época que no fue como los medios pintaron aunque dicha imagen haya trascendido a nuestros días, “la publicación ayudará a seguir estudiando cómo funciona y ha funcionado la ciudad que, ha crecido desordenadamente”, concluyó.
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