Redefinir el mundo a través de la fotografía | Digitall Post : Digitall Post
Cultura arte cultura fotografia muestra museo-bellerive

Redefinir el mundo a través de la fotografía

Redefinir el mundo a través de la fotografía

La realidad siempre escapa a cualquier definición. Una muestra en el Museo Bellerive lo confirma.

La sombra de los árboles ennegrece la hierba que enmarca el camino donde Livia, la hija de László Moholy-Nagy, posa con sus brazos extendidos hacía el cielo. Su padre tomó la instantánea desde el balcón del edificio de la Bauhaus en Dessau, en 1927, donde desde hacía cuatro años había introducido la enseñanza de la fotografía. Fue allí donde acuñó el término ‘Nueva Visión’ que daría nombre al movimiento, convencido de que la fotografía podía llegar donde el ojo humano no alcanzaba a ver y así desarrollar su inconmensurable capacidad de expresión.

Está imagen, casi abstracta, donde la composición queda enfatizada por encima del contenido, contiene muchos de los elementos que caracterizaron la obra de Moholy Nagy: picados, sombras y diagonales marcadas. Desde hace 25 años pertenece a la colección de Dietmar Siegert, entusiasta coleccionista de arte, de cuyos fondos se nutre exclusivamente la exposición Real Surreal, que se exhibe en el Museum Bellerive de Zúrich. Son 220 las obras que dan muestra del brío creativo del periodo de entreguerras. Momento en el que la fotografía comenzó a consolidar su capacidad como medio artístico independiente, y con voz propia intentó redefinir el mundo. Un mundo que en un corto periodo de tiempo se vio resquebrajado por dos guerras y en el que quizás, fue más que necesario acabar con viejos parámetros para seguir adelante. La exposición abarca un recorrido que va desde 1920 hasta 1950 e incluye obras pertenecientes a la Nueva Visión, la Nueva Objetividad y el Surrealismo en Alemania, Francia y la antigua Checoslovaquia.



Herbert Bayer, autorretrato, 1932
Herbert Bayer, autorretrato, 1932 CHRISTIAN P. SCHMIEDER, MUNICH © 2015, PROLITTERIS, ZÚRICH

¿Qué es la realidad?, ¿cómo capturarla?, son cuestiones que desde la invención de la fotografía, hasta nuestros días de la era digital, siguen abiertas a innumerables debates. Desde los comienzos de la fotografía su capacidad de representar fielmente la realidad fue observada como un valor. Sin embargo, existía una crítica que observaba en ello una falta de creatividad. Así cuando a mediados del siglo XIX William Henry Fox Talbot describía a la fotografía como el lápiz de la naturaleza, capaz de crear imágenes sin la intervención del hombre, no faltaron las objeciones: la realidad es siempre susceptible de escapar a cualquier definición y la fotografía tiene el potencial para dar cuenta de ello.

Los avances tecnológicos facilitaron las cosas a los fotógrafos quienes equipados con pequeñas cámaras con películas de carrete, comenzaron a abandonar el tono pictorialista que había dominado la fotografía de comienzos del siglo XX. El uso cada vez mayor de la fotografía como forma de ilustración en el mundo editorial y de la publicidad comenzó a cambiar los códigos visuales de la sociedad. “La cámara comenzó a funcionar como una expansión de la percepción humana que captaba la vida moderna a través de sus ciudades, sus máquinas y su sociedad”, dice Jacqueline Greenspan, responsable de proyectos del Bellerive Museum. Así fueron surgiendo distintas posturas que convivían entre ellas. La Nueva Visión (Neues Sehen) consideraba a la cámara como una herramienta fiable para describir con objetividad el mundo visible, en cierto sentido incluso superior al ojo humano. Moholy-Nagy haría entonces famosa su frase: “En el futuro serán considerados analfabetos no aquellos que puedan escribir, sino aquellos que no puedan fotografiar”, frase que cobra más valor en la actual sociedad caracterizada por una sobreabundancia de imágenes. Los fotomontajes, las imágenes de las máquinas, que simbolizaban el mundo moderno, tomadas desde puntos de vista y perspectivas poco usuales se convirtieron en distintivo de este movimiento, que contó entre sus filas con varias fotógrafas, algo también inusual hasta entonces.



Genia Rubin, Lisa Fonssagrives. Gown: Alix (Madame Grès), 1937
Genia Rubin, Lisa Fonssagrives. Gown: Alix (Madame Grès), 1937 CHRISTIAN P. SCHMIEDER / SAMMLUNG SIEGERT, MUNICH © SHEHERAZADE TER-ABRAMOFF, PARÍS

Al tiempo August Sander y Albert Renger-Patzsch encabezaban la Nueva Objetividad alemana con su descripción naturalista de la realidad interesada en una cuidadosa observación del detalle. Pero mientras, en París los surrealistas se disponían a derribar cualquier barrera impuesta por la lógica de lo real, conscientes de que más allá de las cosas visibles existía un mundo irracional y onírico donde convivía lo mágico y lo contradictorio. “La fotografía es la forma más hábil de capturar esos pequeños momentos de interacción entre lo real y lo surreal”, proclamaba entonces Salvador Dalí. Así loscollages, y las solarizaciones sirvieron de medio para desvelar la magia soterrada del inconsciente.

“Siempre trato de enriquecer mi colección con obra inédita y poco común de autores conocidos”, explica Siegert. Su extensa colección destaca por ser una de las más abundantes en obra del siglo XIX, pero ahora está concentrado en ampliar sus fondos del siglo XX. Destaca la presencia de la fotografía checa de vanguardia que compone esta exposición. “Checoslovaquia se convirtió en un importante lugar de referencia para la fotografía de vanguardia del siglo XX. Existía mucho intercambió de ideas con los movimientos provenientes de Alemania y Francia. Fuera de Checoslovaquia no existe una colección tan extensa dedicada a este periodo como la mía”, comenta el coleccionista alemán. Parte de esta obra checa podrá verse este otoño en la primera exhibición que se organiza en España sobre la fotografía de este país y que tendrá lugar en la Fundación Juan March, en su sede de Palma.

“La fotografía puede tomar muchas direcciones y es precisamente eso lo que la hace tan fascinante”, añade Siegert.

aegm.

El País



Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 4 semanas

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

Conoce más historias en Digitallpost.

Síguenos en FacebookX e Instagram.