NÁPOLES, ITALIA.-  El «Tratado de la pintura», un manuscrito apócrifo del siglo XVI que reúne en forma de manual una serie de documentos de Leonardo da Vinci sobre las técnicas pictóricas y de diseño arquitectónico quedó en Nápoles gracias a la Universidad Federico II, que lo compró por 15.000 euros.

El manuscrito se encontraba entre los estantes de una biblioteca privada napolitana, la de la famila Brodetti, y ahora permanecerá en esa ciudad italiana pese al inmenso interés que habían creado las casas de subastas internacionales, que ofrecieron a los propietarios cifras mucho más altas.

Así el texto enriquece desde hoy la riquísima biblioteca de libros raros del ateneo Federico II, que lo custodiará en una una caja fuerte pero lo hará disponible a la consulta de todos en su sitio institucional.

El manuscrito -explicó Roberto Delle Donne, presidente de las bibliotecas del ateneo- forma parte de la colección privada de la familia Brodetti, que lo tenía custodiado desde hace siglos».

La familia -agregó- conocía el valor por la antigüedad del texto, pero no era del todo consciente de la tradición leonardiana, que fue sacada a la luz por Angela Cerasuolo, estudiosa del Museo de Capodimonte, y luego profundizada por el historiador del arte Carlo Pedretti, uno de los mayores expertos en Da Vinci».

Viendo las páginas del tratado puede encontrarse todo el mundo de Leonardo, reconstruido por Francesco Melzi, su alumno predilecto, que siguió al maestro también a Francia. Es interesante es la parte textual, pero respecto de otros apócrifos es riquísima en particular la parte iconográfica.

El Tratado contiene los estudios de Leonardo sobre la representación de la figura humana, la arquitectura y el paisaje pero también muchas profundizaciones de óptica y de perspectiva.
Melzi realizó una especie de manual, que luego fue publicado en Francia en 1651 y por segunda vez en Nápoles en 1733.

Y Nápoles retiene también el manuscrito: «La tutela del patrimonio cultural no es sólo un eslogan sino que en este caso se convierte en una señal tangible de que esta ciudad y su universidad están atentas a conservar el patrimonio», afirmó el protector de la Federico II, Arturo De Vivo.

con información de Ansa Latina

jcrh