CDMX, México.- Seguimos conociendo lugares de la Roma… para cuando terminemos de dar una vuelta por todos los que tenemos registrados, seguro ya habrán abierto lugares nuevos, pero hacemos el mejor esfuerzo por visitar hasta 3 a la semana, así que esta vez nuestro tour gastronómico nos llevó al Sesame “Asian Street Food”, a dos cuadras de la plaza Río de Janeiro en la Roma, esta “comida asiática de la calle” resultó una sensación; del ideario de la chef Josefina Santacruz, a la que conocemos por ser una de las embajadoras de la gastronomía mexicana en Nueva York, Sesame tiene un poco de lo que podrías comer en un mercado de Shanghai o de Bangkok.

Se encuentra en la muy de moda calle de Colima en la colonia Roma, ya tienen por allí nuestras reseñas del Blanco Colima, de la Maison de Famille o del Huset que están a escasos metros de allí, la diferencia con el Sesame es que éste, es un lugar mucho más relajado, acogedor, sin muchas pretensiones pero con una extraordinaria comida.

En él puedes encontrar desde una buena gama de cocteles, (en su barra muy original) no dejen de probar el Phuket, un coctel con gin, jugo de toronja, jengibre, clavo y miel de abeja, súper refrescante, hasta platillos típicos de la cocina asiática de diferentes latitudes, con sus intensísimos sabores y gran variedad de especias incluyendo los Buns (panes al vapor) de pato con salsa hoisin picante, pepino encurtido y cebolla cambray, los mejores que he comido.

Probamos unos fantásticos rollos vegetarianos con pepino, zanahoria, fideos de soya, albahaca y hierbabuena, que están riquísimos, lo mejor del lugar son sin duda sus diferentes tipos de arroces, como el Krong Pad estilo hindú con verduras y nuez de la india, o el arroz frito al wok con vegetales pollo y cerdo, también hay un Pad Thai de tallarines de arroz con camarones, germen de soya y cacahuates tostados que está bárbaro.

Entre las recomendaciones del chef están la ensalada Lo han Kai de kale y shiitake al wok con tofu prensado… mi favorita para la #vegandiet, un curry de pollo hindú con jengibre, yougurt y chile acompañado de un chutney de cilantro, o unos camarones Shanghai, con salsa dulce-picante y chícharo de nieve.

El servicio es en minutos, cosa que realmente sorprende en la época de los meseros que le piden permiso a los pies para moverse, la cocina saca los platillos volando y te sirven porciones bastante abundantes… salvo mis rollos de verduras de los que tuve que pedir orden extra.

Como postre les recomiendo los buñuelos de leche con miel, pistache y crema de cinco especias.

La experiencia muy placentera, los precios bastante aceptables y el ambiente muy agradable así que no dejen de visitarlo.

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