CIUDAD DE MÉXICO,- Amante del arte culinario, de la cultura hispánica y de la obra del dramaturgo, soldado, poeta y novelista español Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616), Adrián Arroyo Legaspi celebra los 400 años de inmortalidad de ese perspicaz de la retórica.
Ingeniero Industrial de profesión, Arroyo Legaspi informó en entrevista con Notimex que para conmemorar 400 años de la muerte de Cervantes el Mesón del Cid, restaurante con especialidad en la más pura y ortodoxa cocina española, ofrece de agosto a noviembre el espectáculo gastronómico teatral “Entremeses entre mesas” dirigido por Gonzalo Blanco.
“El restaurante fue fundado por mi tía, la mexicana Alicia Arroyo y el empresario catalán Luis Marcet Reñé. Cuando él llegó a México a mediados de la década de 1960, notó que en el país no había ni un restaurante ortodoxo español, aunque algunos sí tenían origen y nombre muy ibérico, como El Correo Español o el Casino Español”, dijo.
Explicó que esos restaurantes, algunos ya con 80 o 90 años, eran mestizos y mezclaban, como hasta hoy, las cocinas de México y España. “Nuestro espíritu es ser ortodoxo con la cocina española, lo que representa un reto porque muchos de nuestros ingredientes tienen que ser importados; no pretendemos volvernos millonarios, sino conservar ese estilo”.
El 28 de octubre de 1972, Alicia y Luis fundaron el Mesón del Cid en el número 61 de la calle de Humboldt en el Centro Histórico, un inmueble que es joya histórica y patrimonio nacional, con vitrales originales realizados con técnica medieval, a la gastronomía se han sumado las jornadas culturales, entre ellas las dedicadas a los “Entremeses entre mesas”.
De acuerdo con el entrevistado, celebrar la vida con alegría, viandas y vino es una forma digna de rendir homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra en el 400 aniversario de su muerte. Comedia, personajes populares y el teatro clásico español, prodigio de picardía, de alegría de vivir y de amor por los placeres de la carne es lo que ofrece ese espectáculo.
“Al ser una experiencia escénica que se complementa con los incitantes olores y sabores del vino y la cocina que Cervantes conoció a lo largo de su existencia, se genera una gran provocación para el cuerpo y para el alma, porque el público aquí cena y se divierte”, dijo el ingeniero Arroyo Legaspi, estratega de los jueves culturales en el recinto.
Al tiempo que se degusta un menú con empanadas confitadas (lechón y conejo), estofado de vaca (filetes), buñuelos de frutas y vino tinto servido en porrones de cristal, el público es testigo de la puesta en escena de un aperitivo musical (“Marcha del Mesón del Cid”) que da pasó al primer entremés, “La cueva de Salamanca”, de Miguel de Cervantes Saavedra.
Tras un rico interludio musical, viene el refrigerio cómico “La tierra de jauja”, de Lope de Rueda. Un digestivo musical, y enseguida el segundo entremés, “Los habladores”, atribuido a Cervantes. Inmediatamente, el postre que da la bienvenida al Final de Fiesta músico-dancístico; la música la pone la Tuna de la Facultad de Contaduría de la UNAM.
El ingeniero mencionó que se trata de una apuesta por hacer de entremeses emblemáticos una experiencia lúdica y festiva. “Es un esfuerzo que el director escénico Gonzalo Blanco con la compañía Barricada Teatro y el Mesón del Cid hacemos para acercar al público a la obra de Cervantes y Lope de Rueda a través del teatro y la convivencia”, subrayó.
Finalmente, recordó emocionado que tanto Miguel de Cervantes Saavedra como Lope de Rueda fueron autores cercanos al pueblo, escribieron de y para la gente y fueron amantes de la vida y de sus sabores. “Hoy, 400 años después, los recordamos poniendo en escena sus entremeses con el vino y las viandas que ellos degustaron en la época que les tocó vivir”.
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