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Utopía (Tomás Moro) una lectura para reflexionar

Utopía (Tomás Moro) una lectura para reflexionar

CIUDAD DE MÉXICO,- Debemos considerar a la utopía como la proyección humana de un mundo ideal, concepción que desarrollada por una o varias personas, dependerá en buena parte de sus motivaciones, experiencias que llevan a construir en su mente ese mundo ideal.

Pero también estamos ciertos que yendo de la mano de la utopía se camina hacia la imposibilidad de concretar determinado proyecto o idea, razón por la cual se convierte en una utopía. La mayoría de las veces no pueden llevarse a la práctica porque implicarían el tener que renunciar a algún aspecto importante,en este caso el trabajo, la manera  disponible para sustentarnos.

Un ejemplo de una utopía sería vivir en el campo, alejado de la ciudad y del ritmo frenético que en ella se vive, pero claro, en el hoy que la pienso y sueño es imposible que se lleva a cabo porque mi trabajo se lleva a cabo en la ciudad y no tengo ninguna posibilidad de trasladarlo a ese espacio retirado e ideal.



Las utopías la mayor de las veces no pueden llevarse a la práctica porque implicarían el tener que renunciar a algún aspecto importante, en este caso el trabajo, que es la manera de sustentarnos que tenemos.

A diferencia de otros conceptos, el de utopía tiene un concreto autor, el escritor inglés Tomás Moro, quien por primera vez lo utilizó y luego popularizó en su obra Dē Optimo Rēpūblicae Statu dēque Nova Insula Ūtopia publicada en el año 1516. Allí, Utopía, es el nombre dado a una comunidad ficticia cuya organización política, económica y cultural contrasta en muchísimos aspectos con las comunidades contemporáneas a Moro y en la cual por sobre todas las cosas priman la pureza y la perfección.

En la ciudad de Utopía made in Moro, la comunidad se encuentra organizada de manera súper racional, todos los habitantes viven en casas iguales y comparten sus bienes, es decir, no existe ni por asomo la desigualdad social, algo tan común en cualquier organización social.

En los tiempos libres, el arte y la lectura, son las actividades más desplegadas por los “utópicos” y solo en casos muy extremos son enviados a la guerra, por eso, mayormente, esta sociedad está acostumbrada a vivir en circunstancias de paz y armonía de intereses… Todo un sueño esto también, no tenemos más que mirar a nuestro alrededor para confirmarlo.



Con el tiempo, este mundo ideal creado por Moro en el siglo XVI se conceptualiza y comienza a emplearse la idea de ese mundo ideal creado por él para designar precisamente a ese estado de cosas idílico que muchas veces nos formamos en nuestra mente las personas pero que al mismo tiempo y por determinadas condiciones de vida es difícil de concretar en la realidad en la que se vive.

A 500 años de su publicación, Utopía, de Tomás Moro, resulta una lectura obligada para reflexionar sobre las sociedades de control que acechan en el siglo XXI. Tomás Moro escribió su novela como respuesta a ‘El Príncipe’, de Nicolás Maquiavelo.

En 2016 se cumplen 500 años de que Tomás Moro llevara a la luz ese clásico que dio origen a todo un género literario: la Utopía. Una lectura que, medio milenio después, se muestra obligatoria para pensar la realidad del siglo XXI, coinciden especialistas.

Y es que un mundo donde la libertad se ve amenazada por un creciente control ejercido desde el poder no es muy distinto al escenario que el santo de la política planteó en su obra, advierte el filósofo Ernesto Priani, catedrático de la UNAM, quien considera la importancia de leer el texto renacentista desde la crítica.

“Una de las observaciones a la Utopía, si bien es un ejercicio literario, es que la propuesta termina siendo posible únicamente dentro de un mundo en el que sus habitantes no deben o no pueden aspirar a un lugar distinto en el orden social que ocupan, una sociedad condenada a mantenerse siempre igual. Un orden que, en la realidad, sólo podría instaurarse mediante el control”, señala.

“El de Utopía es un camino que no deberíamos transitar: el que busca el orden a toda costa, por encima de la voluntad humana”. Lo cierto es que mientras exista desigualdad social, Utopía será actual, afirma Rafael Hernández Ángeles, profesor de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

“Se han alcanzado avances en materia de derechos humanos y libertades públicas; sin embargo, el abuso del poder, la desigualdad económica y otros males sociales parecieran contradecir el famoso progreso de la humanidad que ha quedado como mito en la Historia”, comenta.

Para Hernández Ángeles, Utopía refleja el ideal de la humanidad. “Una convivencia pacífica de los seres humanos entre ellos mismos y su entorno”. La vigencia del texto, añade, radica al mismo tiempo en la aspiración universal a una sociedad más justa y equilibrada.

“Moro señaló lo que le tocó vivir en una Europa convulsionada por las guerras. Critica la desigualdad, los vicios sociales del poder hacia las mayorías, también del espiritual, que corrompe la fe y la creencia. Por ello, propone una solución disfrazada de utopía, en un intento personal de crear conciencia en su propia sociedad”, señala Hernández Ángeles.

Consejero de Enrique VIII -uno de los monarcas más aterradores de Inglaterra y quien terminó ordenando su decapitación-, Tomás Moro escribió su novela como respuesta a El Príncipe, de Maquiavelo. Mientras éste postulaba que la única lógica que guía al gobernante es mantenerse en el poder, Moro cuestionaba ese planteamiento, dice Priani.

“Se pregunta si podríamos generar una sociedad en la que el gobierno sea algo propio de la ciudad y no del gobernante, porque lo importante es que la ciudad produzca el gobierno”, puntualiza.

A través de la ficción, el autor planteó el espacio para el desarrollo de una sociedad justa en un no-lugar, más allá de la realidad; una estrategia narrativa que apuntó a la esperanza con un carácter renacentista, ya que por primera vez colocó al hombre en el centro de la construcción de lo posible, y con ello gestó un nuevo género literario.

Es por ello que los textos utópicos del Renacimiento poseen un doble carácter, literario y filosófico, explica Priani. “Debían dar una noción de ficción porque no se trataba de lograr la utopía, sino de imaginarla. Pero detrás hay una reflexión filosófica acerca de cuál es la posibilidad de la justicia y del bien en una sociedad”.

“Curiosamente la respuesta de la mayor parte de las utopías es en realidad muy conservadora y están al borde de la distopía, porque los hombres no son capaces de gobernarse a sí mismos, sino que hay que generar una estructura que les permita gobernarse correctamente. Y eso está en el borde del sometimiento en función del bien mayor”, concluye el filósofo.

Pese a la importancia del título, una lectura obligada incluso en la formación escolar, su aniversario ha pasado prácticamente desapercibido, excepto en ciertos nichos académicos, observa Hernández Ángeles.

“Muchos maestros tienen a la Utopía como lectura indispensable para entender no sólo el pasado remoto, sino el tiempo presente. Y esa es la mejor conmemoración que se le puede hacer a un libro: leerlo”.

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