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(video) El Árbol de la Vida, tesoro de Metepec

(video) El Árbol de la Vida, tesoro de Metepec

METEPEC, ESTADO DE MÉXICO.- El árbol de la vida, una de las principales artesanías mexicanas, reconocida nacional e internacionalmente, tiene sus primeros antecedentes en el siglo XVI, cuando de España llegaron los primero misioneros franciscanos con el propósito de evangelizar a los nativos. Para facilitar su tarea pidieron a un artesano hacer creaciones de barro con forma de árbol y dos figuras humanas: Adán y Eva.

Sin embargo, la pieza de cerámica, tal como la conocemos hoy, comenzó a producirse en 1935, en Metepec, municipio del Estado de México considerado Pueblo Mágico, donde la alfarería es la principal actividad económica.

Pero en Metepec, pese a conservar la costumbre esencial, los temas que adornan los árboles pueden ser completamente ajenos a la Biblia. La variedad es sorprendente, así como la cantidad de artesanías que ahí se fabrican y que generalmente están pintados con acrílicos muy coloridos: magenta, rojo, azul, amarillo, verde, naranja y morado.



Entrar a Metepec es respirar barro y tradición. Los establecimientos en las calles de este municipio alfarero muestran las coloridas creaciones de sus artesanos. Cualquier visitante puede adivinar dónde vive uno de ellos. En general, se trata de casas adornadas con artesanías y colores vivos.

El mercado artesanal del municipio guarda la riqueza alfarera que las familias fabrican en talleres y casas. Cada establecimiento cuenta con alguna distinción, un color, un estilo. Y las distintas piezas que el turista observa roban cámara. Es difícil decidirse por una, todo un dilema: catrinas, cazuelas, vajillas, cruces, coronas, iglesias, figuras diversas en miniatura, tamaño normal o monumental.

El precio pasa a segundo plano cuando alguien quiere alguno con tema especial. No falta quien desee llevarse a casa el enorme y majestuoso árbol de la vida que está dentro del área del mercado. Pero termina siendo sólo eso: un deseo.

Los libros que hablan sobre los grandes maestros artesanos aseguran que la familia Soteno, originaria de Metepec, es la precursora de el árbol de la vida. Sin embargo, hay quienes reconocen en el artesano Timoteo González, quien trabajara para ésta reconocida familia y quien murió hace poco a la edad de 100 años, como el real precursor de la tradición de árboles de la vida en el municipio.



Las creaciones en barro son tan variadas, como lo es la imaginación y capacidad de sus creadores.

No obstante, hoy por hoy el Árbol de La Vida es Marca Registrada de Metepec y sus máximos exponentes son precisamente la familia Soteno.

En cada embajada en México hay un árbol de la vida firmado por esa estirpe. Hay extranjeros que viajan a México exclusivamente por una artesanía con su firma. Los museos de Arte Popular y el de Antropología e Historia también cuentan con el suyo firmado por ellos. Los expertos coinciden y afirman que, sea cual sea la verdadera historia del origen de la tradición, los Soteno son excelentes artesanos y gozan de un gran prestigio y reconocimiento a nivel mundial.

Tiburcio Soteno Fernández, por ejemplo, es uno de los pocos alfareros en Metepec que crea árboles con temas ajenos al Jardín del Edén, con representaciones sobre la historia de algún lugar o personajes famosos. Su trabajo es apreciado en, por ejemplo, Estados Unidos, Escocia, Canadá y Francia y forma parte de colecciones temporales y permanentes en esos países.

En Metepec, cada artesano que fabrica un árbol cuenta con un estilo propio. En la tradición alfarera con la que cuenta la entidad, la fabricación de esta pieza es reciente, de 100 años atrás aproximadamente. El municipio es famoso en México y en el mundo por esa razón.
El ayuntamiento del municipio apoya a los artesanos con recursos para participar en concursos locales, regionales, nacionales e internacionales, logrando diversos premios y reconocimientos ante la técnica, calidad e imaginación. Con apoyo del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart), las opciones de los artistas del barro se han expandido, se han abierto nuevos mercados.

Cada artesano en Metepec se las ingenia para convertir al barro en polvo fino. Algunos utilizan algún pesado rodillo de concreto, otros lo colocan en las calles y dejan que los automóviles se hagan cargo.

Al polvo que consiguen, lo fusionan con agua y flor de tule, que es, en realidad, lo que le da consistencia al barro. Esa es la característica de Metepec. En otros estados de México, las piezas se fracturan por no contar con la consistencia que brinda esa flor.

Continúa el amasado del barro. La mezcla resultante se utiliza para realizar alguna pieza, la que debe secarse bajo la sombra y el sol para su endurecimiento. El tiempo de secado lo decide el clima. Las piezas en Metepec son resistentes, además, gracias al horneado. Para que una pieza tenga mayor durabilidad las temperatura puede alcanzar hasta los mil 100 grados centígrados.

con información de agencias, Secretaría de Cultura

jcrh