El caricaturista Ernesto García Cabral (1890-1968), mejor conocido como “El chango”, nació en Huatusco, Veracruz, y desde temprana edad mostró su pasión por el dibujo que lo llevó a ser uno de los grandes caricaturistas mexicanos del siglo pasado.
Tenía apenas de 21 años de edad cuando plasmó algunas caricaturas sobre la figura de Francisco I. Madero, y aunque a esa edad no le interesó la política, llamó poderosamente la atención.
Datos biográficos sobre su vida y obra destacan que en 1906 recibió una beca otorgada por el gobernador del estado de Veracruz, Teodoro A. Dehesa, y el jefe de la región de Huatusco, Joaquín A. Castro, para que fuera a estudiar en la Academia de Pintura y Escultura de San Carlos.
Por lo que Ernesto “El Chango”, de 17 años, llega a la capital mexicana donde destaca en la Academia por sus trazos de dibujos con tintes cómicos, pero sobre todo por su estilo que abordaba a las figuras desde el punto de vista humorístico.
Entre 1911 y 1912, años en que Francisco I. Madero era presidente de México, trabajó por su buen desempeño como dibujante en la revista semanal “Multicolor”.
Sin embargo, una caricatura con un gran sentido de humor sobre la figura de Madero, lo llevó a salir del país hacia Europa, para continuar sus estudios.
De 1912 a 1914, estudió en París, Francia, con el apoyo económico que recibía por parte del gobierno mexicano, aunque a partir de la muerte de Madero y con la aparición de Victoriano Huerta, sobrevive muy difícilmente.
En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y el caricaturista viajó hacia la ciudad de Madrid, España, donde fue ayudado por Isidro Fabela, Ministro de México en Francia, quien lo nombró agregado cultural para que trabajara en Argentina.
Para 1919 retomó su trabajo, una vez que llegó a la Ciudad de México, y el famoso Cabral ilustró las portadas de la publicación semanal “Revista de Revistas” y comenzó a colaborar como monero en el periódico “Excélsior”.
También en 1934 fue presidente del Sindicato Nacional de Dibujantes, y plasmó para el Museo de Turismo de Toluca, Estado de México, el mural titulado “Historia Espiritual del Valle de México en 1943.
Entre algunas características de su obra están su humor cínico, elegante y un tanto conservador, que le abrió las puertas para poder relacionarse con muchas personas importantes en los ámbitos de la política, social y cultural de México.
También se le reconoció como uno de los artistas más productivos y críticos del siglo XX, y se destacó por sus representaciones de la guerra y la paz, de la niñez, de la vejez, de la vida y la muerte.
El año pasado, en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada se proyectó el documental “Cabral Maestro de la Línea”, que obtuvo cuatro nominaciones y dos Premios en Pantalla de Cristal.
En él se plasman las grandes obras que dibujó de figuras destacadas como Francisco I. Madero, Germán Valdés Tin Tan, Diego Rivera y María Félix.
Además de entrevistas con el escritor Carlos Monsiváis, el periodista y conductor Jacobo Zabludovsky, el promotor cultural Ramiro Osorio, el escritor Héctor Aguilar Camín, Enrique Herrera, pionero de la televisión y el monero Rafael Barajas “El Fisgón”, entre otros.
aegm.
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