INGLATERRA,- No fue un gran día para la Furia Roja, España se vio superada en Wembley pero supo encontrar el tiempo para recuperarse y encontrar el orgullo en medio de un mar de dudas. Lallana y Vardy pusieron en evidencia el potencial de la nueva versión de La Roja.
Pudo rescatar del baúl de los recuerdos la furia, seña de identidad en otros tiempos, para salvar la cara en Wembley. Un golazo de Aspas y otro de Isco en el último suspiro dejaron claro que «!Spain is different».
El relevo en el banquillo y un buen puñado de partidos desataron de nuevo una ilusión desorbitada en esta época de transición. 90 minutos en Wembley bastaron para demostrar que ni tanto ni tan calvo. Inglaterra, la misma que echó de la Eurocopa, Islandia, nos pasó por encima durante 70 minutos. Una Inglaterra sin Rooney, Kane ni Dele Alli. Una Inglaterra con hambre y un planteamiento que se comió al presentado por Lopetegui en uno de los templos del fútbol.
Sería conveniente no recurrir a las rotaciones como excusa. Cierto es que el Iñigo de España no es el de la Real, que faltaba De Gea o que otros habituales como Jordi Alba, Koke o Morata tampoco estaban sobre el terreno de juego. Y, por supuesto, no estaba Iniesta. Con él sobre el campo la presión que tantos problemas nos causó no hubiera sido tal, o al menos no hubiera marcado tanto el devenir del partido.
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