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Champions 2016: Atlético, disipa dudas, ya calificó

Champions 2016: Atlético, disipa dudas, ya calificó

Atlético de Madrid no se halla en su mejor momento pero no se le puede dar por muerto, en el torneo pasado, arrancó con las mismas dudas y se metió a la final de la Liga de Campeones; ahora el asunto era más emocional que clasificatorio pero reecontró esa sensación para dejar en el camino al PSV, con dos tantos de la dupla francesa en la segunda mitad.

Está como líder del grupo donde está el Bayern, el equipo rojiblanco volvió a ganar aferrado a la fórmula del curso anterior. Los del Cholo se han ganado poder viajar a Munich de turismo. Diego Pablo Simeone debió consultarlo con la almohada. De lo de Koke de pivote es casi indiscutible a volver a la vieja guardia, a la receta de un Tiago que no había sido titular desde la primera jornada de Liga.

Ojo, desde la primera jornada de La Liga. El Atlético probó una cosa en la previa (con Koke en el centro y Gaitán en banda) pero a la hora de la verdad, el Cholo tiró de lo conocido para intentar alcanzar una versión recuperada del Atlético en un momento de dudas existenciales. Al final, los resultados o las dudas, se llevaron como un vendaval, por lo menos para este partido, lo de Koke como pivote. Habrá que ver qué sucede en el futuro inmediato porque este equipo necesita recuperar confianza y resultados.



Para el Cholo se asoma un nuevo debate porque si el físico le aguanta a Tiago, el asunto tiene pinta de colear. Partidazo del luso en el timón del equipo. El de Viana do Castelo movió el partido y se permitió dar una asistencia de gol, incluso, a Griezmann.

El vallecano volvió a la banda y no es que sea consecuencia, porque el canterano llevaba el timón del equipo en el primer tramo de temporada cuando los rojiblancos habían encajado tres goles en 12 partidos y el Atlético tenía más fiabilidad que un motor alemán; pero el caso es que el equipo colchonero fue algo más reconocible que en los últimos partidos. O no digamos más reconocible, digamos más parecido a lo del curso pasado, más arropado, menos vistoso pero más directo. Una salida intensa, con presión acompasada que es lo que se había perdido un poco en las últimas citas y velocidad en ataque. El equipo rojiblanco tenía noticias de lo sucedido en Rusia con el batacazo histórico del Bayern y salió al campo a solucionar el asunto rápido.

En media hora, los de Simeone habían acumulado hasta cinco buenas ocasiones, algunas muy claras, especialmente un remate a dos metros de la línea de Gameiro a pase de Carrasco, un gambeteo con centro-chut del belga, un cabezazo de Godín tras jugada a balón parado, un disparo de Griezmann que se marchaba pegado al palo y una ocasión más de Gameiro al que le faltó velocidad y le sobró confianza -cuando se disponía a fusilar le robó la cartera Willems a pesar de que había arrancado tres metros detrás de él-.

Pero no todo fueron buenas noticias, ese momento de despiste defensivo que se ha asentado en este Atlético en los últimos partidos (el gol de Nzonzi, los penaltis de la Real, el del Rostov, los de Málaga a balón parado, el tercero del derbi…) apareció de nuevo. Pereiro se plantó solo ante Oblak en el 17’, el uruguayo debió alucinar de verse tan solo y tiró literalmente a las manos del esloveno. En la lista de intenciones colchoneras está la de recuperar la intensidad defensiva, la gran virtud de este equipo y sobre la que se asentaban sus buenos resultados.



El Atlético comenzó el segundo acto en su búsqueda del gol curativo. Giménez lo rozó, como su cabezazo rozó el palo, a los 50’ minutos en una jugada en la que a Gameiro también le faltó unos centímetros para embocarla. El de Sanlis se tomó revancha poco después para abrir el partido, pase de profundidad de Griezmann para que su compatriota cruzase inapelable, pegado al palo. Primer gol en Champions de Gameiro con la rojiblanca.

El Atlético se quitaba la presión y se acomodó, pero de ‘sentirse cómodo’, arropado y saliendo con velocidad y a partir de ahí se reencontró consigo mismo. Tiago volvió a dar una lección de mando y le regaló a Griezmann el 2-0 que terminaba el partido. Gameiro aún tuvo tiempo para enviar un balón al larguero.

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