PORTUGAL,-  Los aficionados del Oporto pasaron de ver a su equipo liderando el partido, moviendo el balón y monopolizando el encuentro a ver cómo se escapaban dos puntos de Do Dragao. Ante la cenicienta del grupo, los lusos no supieron cerrar el marcador y lo pagaron demasiado caro. Empate a un tanto ante un Copenahague que quiere soñar en la Liga de Campeones.

Con Óliver Torres como director de orquesta, los de Nuno llegaron por ambas bandas, encontraron espacios con los pases entre líneas del español y pusieron en apuros al meta rival. Así llegó el gol de Otavio. Un potente disparo desde dentro del área terminó en el fondo de la red sin que nadie pudiera hacer algo por evitarlo.

La fiesta no había hecho nada más que empezar, pero se fue diluyendo con el paso de los minutos. Faltaba contundencia en los metros finales primero y en la defensa después, lo que tuvo unos efectos devastadores. La cadena de pases no tuvo resultados y finalmente, el Copenhague golpeó duramente.

La defensa no supo despejar el peligro, Casillas terminó por los suelos y la suerte estuvo del lado de un Cornelius que tras fallar de primeras, acertó en una segunda oportunidad. Quedaba mucho tiempo por delante, pero el Oporto no sabía como atravesar la poblada zaga danesa. Con orden y solidaridad, los visitantes acabaron con todas las opciones de los chicos de Nuno. El técnico movió el banquillo, metió más pólvora en ataque, pero no supo cambiar el símbolo de un partido que deja a los suyos dentro de un mar de dudas.

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