JAPÓN.- A lo largo de su carrera, Cristiano Ronaldo se ha caracterizado por su habilidad goleadora. No en balde, el lunes se hizo de su cuarto Balón de Oro. Es el máximo goleador de la historia del Real Madrid (341 en 326 partidos) y de la selección portuguesa (68 en 136 encuentros). Igualmente, es hombre récord en lo tocante a competiciones europeas con 95 goles, 96 si tomamos en cuenta rondas preliminares.

Sin embargo, no ha gravitado en un Mundial de Clubes…

En sus dos participaciones anteriores levantó el título, pero se marchó a casa sin haber contribuido decisivamente en las victorias.

En 2008, con el Manchester United, Ronaldo llegaba ya a Japón como la gran estrella del momento (ese año ganó su primer Balón de Oro) y a pesar de que marcó el segundo gol en la victoria en semifinales ante el Gamba Osaka (5-3), el protagonismo se lo llevó su compañero Wayne Rooney, autor de dos goles ante los japoneses y del tanto en la final contra el Liga de Quito.

El portugués acabó como segundo mejor jugador del torneo, lógicamente detrás de Rooney.

Ya no fue hasta 2014, cuando Ronaldo, ya convertido en una estrella mundial, participó por segunda vez en el Mundial de Clubes, en esa ocasión en Marruecos.

El portugués disputó los 180 minutos del torneo, pero no marcó. Ni siquiera lo hizo en la goleada blanca en semifinales ante el Cruz Azul mexicano, un 4-0 con goles de Sergio Ramos, Karim Benzema, Gareth Bale e Isco.

En la final, ante San Lorenzo de Almagro, volvieron a marcar Ramos y Bale (2-0) y CR7 se marchó de vacío a casa y sin el protagonismo que un jugador como él ansía. Tal como ocurrió en 2008, quedó de nuevo segundo en la elección al mejor jugador, siendo superado esta vez por su compañero Ramos.