Pese al talento conocido de sus futbolistas, pocos esperaban antes del Mundial que Croacia pudiera alcanzar la gran final: desde el título de Uruguay en 1950, nunca un país tan pequeño había alcanzado un éxito así en el torneo.
País independiente desde 1991, tras haber pertenecido a Yugoslavia, puede convertirse el domingo en el noveno en inscribir su nombre en el palmarés de la Copa del Mundo de fútbol.
– Fútbol poco conocido
Los croatas no juegan al fútbol, juegan al «nogomet». Una palabra propia creada a partir del término «noga» (piernas). Son uno de los pocos pueblos del mundo que no han integrado o adaptado a su lengua el término inglés «football», como sí han hecho por ejemplo sus vecinos serbios, cuya lengua es casi idéntica pero que utilizan «fudbal». Los serbios tienen por lo tanto «Fudbalski Klub» como el FK Estrella Roja, cuando los croatas tienen «Nogometni Klub», como el NK Rijeka.
– La corbata
Los franceses harían bien en pensar antes de la final del domingo en la frase de Norman Davies en su libro «Europa, una historia»: «La gente que niega la influencia de las pequeñas naciones de Europa debería acordarse de que los croatas nos tienen agarrados por la garganta».
El historiador hace referencia a la corbata, cuyos orígenes son croatas. En ese país se defiende que ese accesorio de vestir fue primero un símbolo de amor: las mujeres croatas anudaban bufandas alrededor del cuello de sus seres queridos cuando partían a la guerra.
La corbata llegó a Francia, donde se popularizó, importada por mercenarios croatas, que habían llegado al país para combatir en el bando del rey Luis XIV en la Guerra de los Treinta Años, en el siglo XVII.
– Los dálmatas
Esos célebres perros blancos con manchas negras o marrones deben gran parte de su fama universal a la película de dibujos animados de la factoría Disney «101 Dálmatas» (1961). Su origen hay que buscarlo en la costa dálmata, en Croacia. Desde el siglo XVI se encuentran textos en archivos de iglesias y pinturas sobre esa raza de perro de tamaño medio, ágil y delgado.
– Moneda carnívora
Croacia es miembro de la Unión Europa pero no está todavía en la zona euro y conserva su moneda, la «kuna», en curso desde 1994, durante la guerra de independencia, para reemplazar al dinar.
La palabra que da nombre a la moneda designa también a un animal, la marta. La piel de ese pequeño carnívoro se utilizaba como moneda de cambio en la Edad Media.
Esa elección suscitó polémica en su día: la «kuna» era la moneda elegida por el régimen pronazi durante la Segunda Guerra Mundial.
– Cantera de deportistas
Es un pequeño país de 4,2 millones de habitantes, pero Croacia ha sido un impresionante productor de grandes deportistas. Obviamente futbolistas, pero también estrellas del waterpolo o del balonmano, dos deportes donde puede presumir de haber logrado el oro olímpico.
También ha dado grandes nombres del básquet como Drazen Petrovic o Toni Kukoc, atletas como Blanka Vlasic o tenistas como Goran Ivanisevic o como una de las estrellas actuales de la ATP, Marin Cilic.
En el tenis, el país conquistó la Copa Davis en 2005 y estuvo a punto de lograrlo en 2016, pero cayó en el quinto punto de la final en Zagreb ante Argentina.
En los deportes de invierno, pese a no contar con montañas muy altas al contrario que sus vecinos eslovenos, tiene grandes campeones de esquí alpino como Janica e Ivica Kostelic.
– El mar, omnipresente
Si hay algo unido irremediablemente a Croacia es el mar, con casi 6.000 kilómetros de costas, incluidas las de más de 1.000 islas e islotes en el Adriático. Ello contribuye a atraer a 17 millones de turistas al año y muchos de ellos se aventuran también a visitar otros joyas del país, la Istria interior, el macizo de Velebit o los lagos de Plitvice, entre otros lugares, en un país donde el turismo supone el 20% del Producto Interior Bruto (PIB).
Croacia es también el país del «prsut», el jamón ahumado local, primer producto del país en haber recibido el sello europeo de origen controlado.
También son célebres en su gastronomía la trufa de Istria, numerosos vinos o platos de pescado.
La sopa de pescado local («gregada») compite para muchos con la bullabesa marsellesa. Otro pulso simbólico entre croatas y franceses para calentar motores de cara a la final mundialista del domingo en Moscú.
Información: e imagen: AFP
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