PARÍS, FRANCIA.- Si hace un mes hubieran dicho al argentino Ángel Di María, que ante el Barcelona iba a tener una de sus mejores noches, pocos lo habrían creído. Y es que el sudamericano había sido relegado a la banca, debido a los problemas que presentó para adaptarse al esquema táctico del entrenador Unai Emery.

Ángel gusta de correr «sin ton ni son» a lo largo del campo y su estratega, es amante de que sus jugadores respeten los espacios que se les asignan.

Sin embargo en el día que cumplió 29 años, tuvo una actuación soberbia con dos golazos, que le convirtieron en uno de los protagonistas de una noche, en la cual el París Saint Germain hizo «cera y pabilo del todo poderoso Barcelona, dejándolo con un pie en la eliminación de la Liga de Campeones.

El PSG borró del campo a un Barcelona que lo había martirizado durante los últimos años en las rondas de eliminación directa de la Liga de Campeones. Y uno de los culpables de esta metamorfosis fue el menudo atacante argentino que, además de comandar la transformación de su equipo, protagonizó la propia.

Si antes del duelo del martes había dudas sobre su orden en las prioridades para ocupar el carril izquierdo de los parisinos, al terminar el mismo el escenario era bien distinto. Ángel se había revalorizado.

La victoria tomó un carácter especial, ya que en dos de las pasadas cuatro temporadas, el PSG había sido eliminado por el Barcelona.

Claro que este «despertar» del argentino no se limita a este juego, ya que Di María desde el viernes pasado cooperó con un tanto en el triunfo de 3-0 ante el Burdeos.

jcrh