BUENOS AIRES, ARGENTINA.- Edgardo Bouza, Argentina y el resto del mundo, han despejado sus dudas: Lionel Messi es irremplazable. Esto, luego de que la escuadra albiceleste a duras penas, rescatara un empate a dos goles, con la escuadra más débil de las eliminatorias sudamericanas, como lo es Venezuela.
Sin destellos individuales ni brillo colectivo, la selección dejó ir el martes en Mérida el liderazgo de la clasificatorias de la Conmebol rumbo al Mundial de Rusia 2018. Además de esto, al flamante entrenador le queda la dura tarea, de idear un sistema de juego, que sea capaz de solventar una ausencia tan notoria como la de Lionel Messi.
Por el momento, parece que Bouza no tiene una respuesta a este planteamiento. Ni Erik Lamela ni Nicolás Gaitán ni todo el equipo junto alcanzó para tapar tamaña ausencia. El plan B necesita más ensayo.
Argentina mostró baches defensivos, poco juego asociado y careció de poder desequilibrante, pese a los goles de Lucas Pratto y Nicolás Otamendi que revirtieron un 2-0 humillante. Los próximos partidos serán ante Perú en Lima y contra Paraguay en la provincia de Córdoba (centro de Argentina) el 6 y 11 de octubre.
Messi volvió el sábado pasado a Barcelona afectado por una pubalgia que ya lo había molestado en el partido ante Uruguay (1-0) donde anotó el gol del triunfo, pero que lo descartó para el duelo ante Venezuela.
Pese a todo Bauza pasó la prueba. En su primera doble fecha como entrenador de la selección argentina se lleva un balance de cuatro puntos. Consiguió un triunfo, con Messi como capitán, y un decoroso empate sin su figura estelar.
jcrh