Un clima de tragedia se vivió en Buenos Aires paralizada por el futbol, ante la humillante goleada 3-0 con la que Croacia dejó a Argentina con un pie afuera del Mundial de Rusia.

Los fervorosos fanáticos argentinos que no pudieron viajar a la Copa del Mundo se reunieron por miles en las plazas públicas del país, donde los gobiernos estatales colocaron pantallas gigantes para disfrutar los partidos de manera gratuita.

En Buenos Aires, el ritmo cotidiano se detuvo a las tres de la tarde en punto, justo el momento en el que comenzó un partido que se vivió con sufrimiento desde los primeros minutos.

La confianza de los fanáticos argentinos, que viven el futbol con una intensidad religiosa, ya venía mermada desde el decepcionante debut del sábado pasado, cuando Argentina apenas obtuvo un empate 1-1 frente a Islandia.

Pero la fe es lo último que se pierde y esta tarde desde temprano la Plaza San Martín, ubicada en el centro de la ciudad, se colmó de hinchas argentinos que se mezclaron con turistas ávidos de disfrutar y compartir una tarde de pasión mundialista.

Oficinistas que se escaparon del trabajo, madres que sacaron a sus hijos de las escuelas y estudiantes secundarios y universitarios que faltaron a la escuela se congregaron para alentar al equipo comandando por Lionel Messi, la máxima estrella del futbol mundial.

Mientras unos rezaban para que el equipo metiera un gol, otros se pintaban la bandera nacional en el rostro o la convertían en un corazón tatuado a la espalda.

Banderas, anteojos gigantes, sombreros, camisetas de la Selección, globos y pelucas de azul celeste complementaron el atuendo para echarle porras a una Selección que se desmoronó conforme transcurrió el partido.

Con el 0-0 el ambiente era de pura preocupación, pero con el primer gol de Croacia un silencio sepulcral evidenció los miedos que se transformaron directamente en una tragedia con el 2-0.

Cuando Croacia coronó el 3-0, miles de fans comenzaron a llorar y abrazarse sentados en el pasto de la plaza, de frente a la pantalla, mientras que otros se iban insultando al técnico Jorge Sampaoli, a Messi y al equipo entero.

Poco y nada quedó de la Selección que hace apenas cuatro años llegó a la final de Brasil 2014, que perdió frente a Alemania pero cuya actuación dignificó la trayectoria de un seleccionado que ya fue campeón en Argentina 1978 y México 1986.

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