RÍO DE JANEIRO, BRASIL.- Apenas si han pasado seis meses desde que fuera sede de los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica y varias sedes que albergaron la justa en Río de Janeiro se encuentran en el olvido y abandono. Otras se encuentran en mal estado, pese a que los organizadores habían prometido que beneficiarían a la ciudad y sus habitantes.
La falta de actividad y mantenimiento afecta a varias de las instalaciones olímpicas, entre ellas la sede de las competencias de natación, donde los cráteres formados por unas piscinas desmontadas acumulan agua estancada, incluso el famoso estadio Maracaná, escenario de las ceremonias de apertura y clausura, considerado alguna vez como la «catedral del futbol brasileño» se salva.
La cancha de uno de los estadios de fútbol más emblemáticos del mundo, está llena de suciedad y matorrales. La electricidad se cortó recientemente debido a una disputa financiera entre los funcionarios locales y el contratista a cargo de administrar el recinto.
Este triste panorama, contrasta enormidades con la promoción del comité organizador, el cual señaló que las sedes y las instalaciones podrían ser fácilmente reutilizadas. Pero apenas un torneo de voleibol playa se ha jugado en alguna de las sedes, lo que incluso generó críticas porque esto conllevó tirar arena en la cancha donde se disputó el tenis olímpico.
Los gobiernos federal, estatales y locales, junto con socios privados, pagaron más de 40.000 millones de reales (12.800 millones de dólares) para albergar los Juegos, de los cuales 7.000 millones de reales se destinaron a sedes e instalaciones relacionadas. Ahora negocian entre ellos y con nuevos socios para ver como cumplen con el esperado legado olímpico.
jcrh