MÓNACO.- El Gran Premio de Mónaco, se presenta como una carrera particularmente especial para el piloto alemán Nico Rosberg. Las últimas tres ediciones han sido para él y además, es una competencia en la que se siente como en casa, toda vez que desde hace algún tiempo vive en el principado.

De esta manera, al ser «el volante local», es lógico que se le tome como una especie de héroe del pequeño Principado. De hecho, recién tuvo el honor y el privilegio a principios de semana de conducir junto al Príncipe Alberto II por un trazado de 3, 3 kilómetros, diseñado para el Gran Premio de Mónaco Histórico, al volante de un Mercedes-Benz 300 SL Gullwing que databa de 1955.

A sus 30 años, Rosberg está en el apogeo de su carrera y vive su mejor temporada en la F1.

Al parecer, ha quedado atrás el sinsabor que le dejó a la escudería Mercedes, el choque entre Rosberg y Lewis Hamilton, el cual causó que ambos pilotos quedan fuera de competencia y de la posibilidad de seguir sumando puntos en el campeonato. Es de destacar la gran gestión que tuvo el jefe de la escudería Toto Wolf, para que ambos pilotos limaran asperezas.

Y es que Mercedes no tiene tiempo para desperdiciar en guerras internas, tomando en cuenta que en el horizonte, ha aparecido Red Bull con su «niño prodigio» Max Verstappen.

En un circuito urbano en el que los adelantamientos son prácticamente imposibles, la clasificación del sábado jugará un rol fundamental para la victoria final.

Y es que no se puede descontar a los veteranos de la Scuderia, Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen; además de los jóvenes con hambre de gloria de Red Bull, Daniel Ricciardo y Verstappen, ganador a sus 18 años en el Cataluña. Todo ello en medio de un ambiente espectacular de lujo y ostentación.

jcrh