Ross Brawn y una esperanza para la F1 | Digitall Post : Digitall Post
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Ross Brawn y una esperanza para la F1

Ross Brawn y una esperanza para la F1

INGLATERRA.-  A partir de este año -2017- la Fórmula 1 vivirá nueva época de la mano de Ross Brawn quien mantuvo relaciones irreconciliables con Bernie Ecclestone, ido el segundo, Liberty acudió a Ross para darle nueva vida al gran espectáculo. Los retos que debe enfrentar son múltiples.

El reglamento técnico actual, los desproporcionados costos del suministro de unidades de potencia híbridas, así como los asociados al desarrollo aerodinámico.

Todo ello, envuelto en el poco equitativo modelo de reparto de premios que aboca a la mitad de la parrilla a una continua lucha por su supervivencia financiera. También tendrá que decidir si la tecnología de la F1 del futuro ha de ser relevante respecto a los coches de calle, o si, por el contrario, se debe primar el espectáculo a toda costa.



De momento, no es posible encontrar alguien mejor preparado que Brawn para afrontar estos retos. Goza del máximo respeto del paddock (el llamado Club de las Pirañas) tras haber sido cocinero antes que fraile. Recordemos que empezó como mecánico en Williams en los años 70, acumulando un largo periplo por la Formula 1 como diseñador, director técnico y hasta dueño de equipo.

Cuenta con 19 campeonatos del mundo con Williams, Benetton, Ferrari y Brawn GP, ademas de haber sentado las bases para los éxitos de Mercedes en las últimas temporadas. Por si no bastara, sus dotes organizativas, su capacidad de liderazgo y su comprensión de la vertiente comercial de la Fórmula 1 están fuera de toda duda.

Sin embargo, para aceptar su nueva responsabilidad existía un gran obstáculo. Tras la expeditiva salida de Honda de la F1 a finales de la temporada 2008, el fabricante cedió el equipo a su Director Técnico, Ross Brawn. Pero antes, en los momentos de máxima incertidumbre que siguieron al anuncio de Honda, Ecclestone estuvo cortejando a los japoneses para que le vendieran el equipo, y a precio de derribo.

Podría parecer que el CEO de Formula One Management trataba loablemente de evitar la desaparición de uno de los equipos con más solera de la Formula 1 (Honda F1 tenía su sede en Brackley, y era descendencia directa del histórico equipo Tyrrell). Pero la posterior actitud de Bernie demostró que, en su intento por hacerse con el equipo, no había habido nada de altruismo pues, por despecho, intentó estrangular financieramente a Brawn GP. ¿Cómo? No pagando al equipo su paquete de premios de la FOM durante sus primeros meses de vida, cuando el equipo contaba con muy pocos recursos económicos.



De hecho, debido a las experiencias pasadas, los japoneses vieron con recelo desde el primer momento la aproximación de Ecclestone, y mantuvieron puntualmente informado de sus movimientos a Brawn. Una lealtad en la forma de hacer negocios que no debe extrañar a nadie que haya trabajado con empresas niponas.

Brawn nunca ha olvidado aquello, al margen de que tampoco estuviera de acuerdo en la forma de actuar de Ecclestone en otros temas, ya que ambos tienen personalidades y formas de actuar totalmente opuestas.

Por tanto, con Brawn activamente involucrado como consultor externo para Liberty en la operación de compra de la Formula 1, y sonando su nombre de forma insistente para ocupar un puesto de responsabilidad en la nueva organización, existía un claro impedimento (junto a muchos otros) para que Bernie siguiera manteniendo una posición activa en la gestión de la Formula 1.

Brawn tiene una compleja misión por delante. Es cierto que la responsabilidad última del reglamento técnico de la Formula 1 recae en la FIA. Pero quien paga manda, y la Formula 1 es la principal fuente de ingresos de esta última. No hay que olvidar, además, la buena sintonía que Brawn mantiene con Jean Todt, Presidente de la FIA, después de los éxitos que consiguieron juntos en Ferrari. Entonces eran uña y carne.

Quizás esta relación sea uno de los mejores augurios para una Fórmula 1 más atractiva para equipos, patrocinadores y espectadores. Con Ross Brawn, la Fórmula 1 está en buenas manos.

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